Prosa y Poesía I

Contribución de Seligmann Lisel

«El 3 de mayo en Madrid», óleo de Francisco de Goya, 1814.

FEDERICO GARCÍA LORCA: EL «HOMOSEXUAL ESPÍA DE LOS RUSOS»

por Sebastián Pérez Rouliez agosto 17, 2015

Fusilado por el fascismo, rescatado en Latinoamérica por la actriz española Margarita Xirgú, Federico García Lorca fue más que un dramaturgo.

Y además, masón. Bajo todos cargos fue arrestado y fusilado el poeta y dramaturgo español Federico García Lorca, en una fecha que todavía no genera consenso, entre el 17 y el 19 de agosto de 1936 (aunque recientes investigaciones fechan su muerte la la madrugada del 18 de agosto), cerca de Granada, después de dos días de arresto.

Es cierto que él venía desde Madrid arrancando de la guerra civil, mas no aceptó las ofertas de México o Colombia para partir al exilio. En cambio, una vez en su tierra, se refugió en casa de dos antiguos amigos falangistas. En consideración a que la ciudad era controlada por los fascistas sublevados, parecía una buena estrategia «dormir con el enemigo». Muy presumiblemente la idea era esperar ahí hasta que las cosas se calmaran.

Pero nada mejoró. Por eso es que tres años después de su muerte y habida cuenta de la existencia de campos de concentración donde eran torturados miles de presos políticos, Neruda, el embajador español Rodrigo Soriano y el gobierno popular chileno encabezado por «Don Tinto», alistaron un plan de rescate para traer a Chile y por mar, a unos 2.500 españoles republicanos.

A otros la dictadura franquista los pilló en el extranjero. No les quedó más opción que aceptar la gentil invitación a no volver a pisar la tierra que los vio nacer. De ahí que la gran actriz y directora Margarita Xirgú, -figura central para la renovación del teatro en Chile-,se viniera a Latinoamérica, adoptando finalmente la nacionalidad uruguaya.

Resulta que en años previos a la guerra, La Xirgú y Federico García Lorca fueron tributarios de un mutuo respeto profesional. De hecho, en buena medida es por ella que el dramaturgo español (y también otros autores como Valle-Inclán, Unamuno, J. Ortega y Gasset o Alberti) se da a conocer en circuitos escénicos internacionales. El propio Pirandello diría de la actriz española«el cine, con todos sus recursos, es incapaz de producir un fenómeno de sensibilidad como el que consigue esta formidable actriz».

La amistad entre Margarita Xirgú y Federico García Lorca fue un gran regalo para el mundo. No así la del poeta español y los falangistas que lo recibieron en su casa. 

Quien sabe por qué, él nunca pensó que, en nombre del fascismo, sus propios amigos lo traicionarían.«Esa confianza en que el hombre es siempre humano, ese creer que un amigo, fascista o no, es un amigo, le costó la muerte», afirmó posteriormente el poeta Gabriel Celaya. Así fue como se apagó la vida de uno de los más interesantes dramaturgos españoles del siglo XX.

Garcia Lorca y Dali, 1925

“¿Sabes que le pedí a DIOS?
Que te cuidara! EL sonrió y me mostro sus manos. Las cuales tenia cerradas. Y me mostro que dentro de ellas estabas TU!
Me volvió a sonreír y me dijo: “Que crees que le pueda pasar. Si siempre esta en mis manos?…
Le dije: “Gracias Señor porque esa persona que tienes entre tus manos es muy especial para mi… El me miro y dulcemente me dijo: “Si para ti es especial, imagínate para mi que soy su padre”. Mira que bonito !!Debes darlo a los diez que mas quieres incluyeme si me quieres..
Dispara esta flechita 🏹 a las Diez Personas que no te arrepientes de haber conocido.”


Contribución de Mc Namara Raul

Hillman

“Hasta que el alma consiga lo que quiere, ha de enfermarse de nuevo”. El terapeuta atiende al alma, a los sueños y los síntomas, por ejemplo, a fin de encontrar qué quiere el alma. Se busca el mito en el síntoma. La terapia investiga la fantasía y el deseo. Hillman supone que incluso en la conducta sintomática hay señales del telos del alma, de la dirección de desea tomar. Un síntoma es una oportunidad así como un sufrimiento. El terapeuta tiene que encontrar su poesía y su forma dramática.”


WEIL, Simone

!Todos los pecados son intentos de llenar vacíos-
El fuego destruye lo que le alimenta.-S.Weil
Esquilo: “Lo divino es ajeno al esfuerzo
Todo lo que es precioso en mí, sin excepción, viene de otra parte, no como un don sino como un préstamo que debe renovarse sin cesar. Todo lo que es mío, sin excepción, carece absolutamente de valor; y entre los dones recibidos, todo lo que me apropio pierde de inmediato su valor..

La imposibilidad es la puerta hacia lo sobrenatural. Sólo podemos golpear. Es otro el que abre.”


Cinto Jorge Eduardo

“Ojo con ellas …❣
Andan por ahí, con su atrevido miedo,
portando sus cuarenta, cincuenta, sesenta y más años.
Lindas, leídas, viajadas, sensibles.
Ojo con ellas.
Vienen de cerrar una puerta con decisión, pero sin olvido.
Amaron, construyeron, parieron, cumplieron.
Amaron a su hombre, dieron alas a sus crías y ahora, desentumecieron las suyas..
¡ahí estaban!: intactas, brillantes,soberbias, majestuosas, listas para el vuelo: no ya las de un hornero, sí las de una gaviota, soberana y curiosa.
Saben de la vida y de tu hambre porque con su cuerpo han sabido saciarlas.
Expertas en estupidez y sus matices..
se reconocieron inmersas en ella hasta el estupor y soportaron mucha hasta el dolor; sabrán distinguirla, no lo dudes.
Versadas en economía, la aplican en el gesto, en el andar y en su exacta sensualidad.
Ojo con sus caderas sabias: ya se estiraron y contrajeron, se estremecieron y agitaron.
Saben del amor, en todos sus colores, desde el rojo resplandor al mustio gris.
Sus piernas fuertes arrastran raíces todavía.
Prontas a sentir, van con una vieja canción en los labios, profunda intensidad en la mirada y delicada seguridad en la sonrisa.
Pero, si esta advertencia es tardía, y descubres que ya no puedes dejar de pensar en ella, entonces, ten cuidado de ahora en más, no te equivoques, no lo arruines: no les envíes un mensaje de texto, mejor invítale un café con tiempo; no recurras al e mail, preferirán sin duda un poema en servilleta.
No les hagas promesas, no les vendas imagen, mejor exhibe tu autenticidad mas despojada.
No caigas, por rellenar, en aturdido ruido vacuo, deja que respire un silencio en común.
Vienen de quemar las naves y cambiar comodidad indolente por riesgo vital.
Avanzan por un camino incierto, pero elegido.
En su cartera, fotos, un perfume y algunas lágrimas.
En su mirada, una decisión…
Ojo con ellas…tal vez, si tienes suerte, hay una en tu camino.. 🌷


Faulkner

“The past is never dead. It isnt even past”


Castañeda Carlos

“La mayor parte de la humanidad está predispuesta a la sumisión.
Gente inconsciente, completamente administrada.
Quien ha entendido, ha entendido, no necesita consejos.
Quien no ha entendido nunca entenderá.
No culpo a estas personas porque están estructuradas para vivir.
¿Hogar significa simplemente vivir?
Comer, beber, respirar, dar a luz, trabajar, mirar televisión, comer pizza los sábados por la noche, ir al juego.
Su mundo termina ahí. No puedo percibir nada más.
En cambio, hay un grupo muy pequeño de seres humanos que son “defectos de fabricación”: han escapado del control de calidad de la línea de producción.
Son pocos, son herejes, son guerreros.



Contribución de Rioja Ricardo


Colaboración de Lerer, Maria Luisa

DIOS SEGÚN SPINOZA

…“¡Deja de rezar y de golpearte el pecho! Lo que quiero que hagas es salir al mundo y disfrutar de tu vida.
Quiero que disfrutes, cantes, te diviertas y disfrutes de todo lo que he hecho por ti.

Deja de ir a esos templos lúgubres, oscuros y fríos que tú mismo construiste y que crees que es mi hogar.
Mi hogar está en las montañas, en los bosques, en los ríos, en los lagos, en las playas. Aquí es donde vivo y allí expreso mi amor por ti.

Deja de culparme de tu miserable vida: nunca te dije que había algo malo en ti o que eras un pecador o que tu sexualidad
era algo malo
El sexo es un regalo que os he dado y con el que podéis expresar vuestro amor, vuestro éxtasis, vuestra alegría. Así que no me culpes por todo
que te hizo creer.

Deja de leer supuestas sagradas escrituras que no tienen nada que ver conmigo. Si no puedes leerme en un amanecer, en un paisaje,
en los ojos de tus amigos, en los ojos de tu hijito… ¡No me encontrarás en ningún libro!
Confía en mí y deja de preguntarme. ¿Me dirás cómo hacer mi trabajo?

Deja de tener tanto miedo de mí. No te juzgo, no te critico, no me enfado, no te molesto, no te castigo. Soy puro amor.

Deja de pedirme perdón. No hay nada que perdonar. Si te hice… te llené de pasiones, limitaciones, placeres, sentimientos,
de necesidades, de incoherencias, de libre albedrío. ¿Cómo puedo culparte si respondes a algo que te puse?
¿Cómo puedo castigarte por ser como eres, si soy yo quien te hizo? ¿Crees que podría crear un lugar para quemar
a todos mis hijos que no se portan bien por el resto de la eternidad? ¿Qué clase de Dios puede hacer eso?

Olvida cualquier clase de mandamiento, cualquier clase de ley; estos son trucos para manipularte, para controlarte,
que solo generan culpa en ti.

Respeta a tu prójimo y no hagas lo que no quieres para ti. Lo único que te pido es que prestes atención a tu vida,
deja que tu estado de alerta sea tu guía.

Esta vida no es una prueba, ni un paso, ni un paso en el camino, ni un ensayo, ni un preludio al paraíso.
Esta vida es la única aquí y ahora, y la única que necesitas
.

Te hice absolutamente libre. No hay premios ni castigos. No hay ni pecados ni virtud. Nadie saca puntaje.
Nadie toma un registro.
Eres absolutamente libre de hacer de tu vida un cielo o un infierno.
No sabría decirte si hay algo después de esta vida, pero puedo darte un consejo. Vive como si no existiera.
Como si esta fuera tu única oportunidad de disfrutar, de amar, de existir. Así que si no hay nada,
Habrás aprovechado la oportunidad que te di.
Y si lo hay, ten por seguro que no te voy a preguntar si te portaste bien o no. Te preguntaré si te gustó,
si te divertiste… ¿Qué fue lo que más te gustó? ¿Qué aprendiste?

Deja de creer en mí, creer es suponer, adivinar, imaginar. No quiero que creas en mí. Quiero que me sientas en ti.
Quiero que me sientas en ti cuando besas a tu amada, cuando abrazas a tu hijita, cuando acaricias
tu perro, cuando te bañas en el mar.

¡Deja de alabarme! ¿Qué clase de Dios egoísta creen que soy? Me molesta que me elogien. Me canso de que me agradezcan.
¿Te sientes agradecido? Demuéstralo cuidando de ti, de tu salud, de tus relaciones, del mundo.
¿Te sientes mirado, sorprendido?… ¡Expresa tu alegría! Esa es la manera de alabarme.”


Diálogo entre dos Mayores:

El título de un libro que no he leido dice “La enfermedad como camino”. Será necesaria la enfermedad como redención y resurrección? Como Jesús salvó al mundo con la pasión y la muerte?

Pregunta de un tercero: “Realmente crees q jesus salvó el mundo?”

“Dde un punto de vista religioso sí, la prueba es que 2000 años después sigue vigente aunque no en “todo” el mundo. Pero dejó algo perdurable. Lo que sí creo que como “método” fue efectivo.”


Colaboración de Mc Namara, Raul

“El alma ha de volver a enfermarse hasta que no encuentre lo que quiere.” (Hillman)


Colaboraciones de Lerer María Luisa

“Hemos olvidado lo importante que es que nos toquen, pero lo necesitamos para sobrevivir” dixit: Camilla Lacberg



Aporte de Lerer, María Luisa

“Si quieres enfermarte …

1- Si quieres enfermarte “No hables de tus sentimientos”
Emociones y sentimientos que son escondidos, reprimidos, acaban en enfermedades como: gastritis, úlcera, dolores de espalda, dolor en la columna.
Con el tiempo la represión de los sentimientos degenera aún en cosas peores.
Entonces vamos a desahogarnos, hacer confidencias, compartir nuestra intimidad, nuestros secretos, nuestros pecados.
El dialogo, el habla, la palabra, es un poderoso remedio y excelente terapia.

2.- Si quieres enfermarte “No tomes decisiones”
La persona indecisa permanece en la duda, en la ansiedad, en la angustia.
La indecisión acumula problemas, preocupaciones, agresiones.
La historia humana está hecha de decisiones.
Para decidir, es necesario saber renunciar, saber perder ventaja y valores para ganar otros.
Las personas indecisas son víctimas de enfermedades nerviosas, gástricas y problemas de la piel.

3.- Si quieres enfermarte “No busques las soluciones”
Las personas negativas no ven soluciones y aumentan los problemas.
Prefieren la lamentación, la murmuración, el pesimismo.
Mejor es encender el fósforo que lamentar la oscuridad.
Es pequeña la abeja, pero produce lo más dulce que existe.
Somos lo que pensamos.
El pensamiento negativo genera energía negativa que se transforma en enfermedad.

4.- Si alguien quiere enfermarse “Que viva de apariencias”
Quien esconde la realidad, finge, toma pose, quiere dar siempre la impresión de que está bien, quiere mostrarse perfecto, tolerante, etc., está acumulando toneladas
de peso.
Es una estatua de bronce, pero con pies de barro.
No hay nada peor para la salud que vivir de apariencias y fachadas.
Son personas con mucho follaje y poca raíz.
Su destino es la farmacia, el hospital, el dolor.

5.- Si quieres enfermarte “No te aceptes”
El rechazo de si mismo, la baja autoestima, hace que seamos capataces de nosotros mismos.
Ser yo mismo es el núcleo de una vida saludable.
Los que no se aceptan son envidiosos, celosos, imitadores, competitivos, destructivos.
Aceptarse, ser aceptado, aceptar las críticas, es sabiduría, sentido común y terapia.

6.- Si quieres enfermarte “No seas honesto”
El mentiroso y deshonesto necesita mentir para sobrevivir.
Vende una imagen falsa, camufla su “yo real”, es un fugitivo de la luz y amante de las tinieblas.
La falta de transparencia es un pacto con la corrupción.
Personas así viven bajo la amenaza, el miedo, la trampa, la falsedad, el insomnio, la pesadilla.
Son candidatos a la enfermedad, porque ya viven en la insanidad mental y ética.

7.- Si quieres enfermarte “No confíes”
Quien no confía, no se comunica, no se abre, no se relaciona, no crea lazos profundos, no sabe hacer amistades verdaderas.
Sin confianza, no hay relaciones.
La desconfianza es la falta de fe en si mismo, en los otros y en Dios.

8.- Si quieres enfermarte “Vive siempre triste”
El buen humor, la carcajada, el tiempo libre, la alegría, recuperan la salud y proporcionan larga vida.
La persona alegre tiene el don de alegrar el ambiente en que vive.
El buen humor nos salva de las manos del doctor.
La alegría es salud y terapia.

Entonces:
Confía.
Se alegre.
Se honesta-honesto
Acéptate
No finjas
Busca soluciones
Toma decisiones
Habla de tus sentimientos.


Comentario de un tercero: “Dudo de que alguien *“Quiera “ * enfermarse adrede , pero hay vidas que son el reflejo de la antisalud física y mental
Lo autodestructivo a la vista … pregunto si serán conscientes o es elegido para victimizarse ??

Comentario de un cuarto: “El inconsciente tiene profundidades insondables!!!No todo es vigilia la de los ojos abiertos!!”

Comentario de una tercera: “Desde luego ! Por eso el texto es precioso … pero dudo de que alguien elija a conciencia los males . Sin embargo , acontecen y dañan tanto !”

Comentario de la autora: “lo has dicho y es así el inconsciente tiene profundidades insondables”

Comentario de una tercera: “Lo sé! Y lo estoy viviendo con tristeza infinita por un duelo difícil”

Comentario de un cuarto: “Hay comportamientos paradojales ! El querer y el no querer estan plenos de significados diversos!!”


Aporte de Rioja Ricardo

“La diferencia entre la estupidez y el genio es que el genio tiene sus límites”

Aporte de Casali, Nora

de Jorge Luis Borges

“Como ser humano soy una especie de antología de contraindicaciones, de gaffes, de errores, pero tengo sentido ético. Esto no quiere decir que yo obre mejor que otros, sino simplemente que trato de obrar bien y no espero ni castigo ni recompensa. Que soy, digamos, insignificante, es decir, indigno de dos cosas; el cielo y el infierno me quedan muy grande”.


Colaboración de Gonzalez Lima, Guillermo “Pulpo”


Colaboración de Mc Namara, Raul

Digo tumba y abro la tierra
Digo cuenco y genero espacio
Digo vaso, cuenca, mano abierta
Y saboreo una pizca de universo.e

Y cuando digo reloj
Tajeo el tiempo,lo rebano en mil hojas
Y en renglones de aire condensado.
Casi no puedo nombrar sin soltar los pájaros
A pesar de estar mirando el jardín por la ventana
y a la lluvia goteando mis afueras…
RMcN 2012



Contribución de Cuevas Flores, Cristina, Univ de Mexico.

“Decía John Lennon que “vivimos en un mundo en el que nos escondemos para hacer el amor, mientras la violencia se practica a plena luz del día.”
De aquí se desprenden varias reflexiones:

Vivimos en un mundo donde vibra mas fuerte un teléfono que un corazón.

Vivimos en un mundo en el que la comida está repleta de químicos, mientras un jabón contiene cereales, miel y vitaminas.

Vivimos en un mundo donde los televisores son más delgados y la gente más gorda.

Vivimos en un mundo donde los teléfonos son más inteligentes que sus dueños.

Vivimos en un mundo donde pintar un graffiti es un delito y matar un toro es arte.

Vivimos en un mundo donde la forma de vestir se valora más que la de pensar.

Vivimos en un mundo donde una pizza llega más rápido que la policia, o un uber llega antes que una ambulancia.

Vivimos en un mundo donde los animales son mejores amigos que las personas.

Vivimos en un mundo donde no se intentan solucionar los problemas, sino convivir con ellos.

Vivimos en un mundo donde el funeral importa más que el difunto y donde el festejo de una boda es más importante que el amor.

Vivimos en un mundo donde las redes sociales están llenas de fotos felices y gente triste.

Vivimos en un mundo en el que se le exige más a un futbolista que a un político.

Estamos convencidos de que ese mundo es el que nos ha tocado vivir, sin reflexionar sobre el hecho de que cada uno tiene el poder de vivir en el mundo que elija y no en el que le toca. Tú decides el mundo que quieres tener. Tienes el poder de cambiar el tuyo y, por ende, el de aquellos que te rodean.

Aquí NADA es imposible. Lo imposible, sólo tarda un poco más.”


Aporte de Lopez, Coral,

Garcia, Fernando

Ya no,
ya no estoy para todos,
ya no estoy para cualquiera,
estoy para los que me entienden,
para los que me aceptan.
No necesito de muchas personas para ser feliz,
sólo las correctas,
las que saben como soy,
las que me aprecian,
las que están en las malas
y también en las buenas,
las que siempre aparecen,
las que nunca te sueltan,
las que te hacen ser mejor,
las que el corazón aceleran.
Ya no estoy para tonterías,
para discusiones,
ya no estoy para tristezas,
estoy para los que me llenan de calma,
para los que me hacen reír,
para los que me alegran,
no estoy para disputas,
ya no estoy para cadenas,
estoy para ser libre
sin estorbos ni barreras.
Los años me enseñaron
quien si y quien no,
los daños hicieron mella,
ahora ya no soy la que fui,
ahora ya no soy la que era.”


Colaboración de Mc Namara Raul

El tsunami, la lengua y los tejedores !

Bueno, no quiero ser tremendista. Después de todo también pasaron otras cosas importantes. Pero, sin embargo, lo que pasa con el lenguaje es cosa seria. Cada día se utilizan menos palabras para designar las cosas. Incluso algunas copian el lenguaje cibernético; hay que golpearlas una, dos o tres veces, para que nos de la a, la b o la c, ó una cuarta para evidenciar los números. Hay cosas escondidas entre las palabras que no se alcanzan a divisar. Y cada día podemos ver menos cosas. Quiero ser claro: menos cosas nuestras. Es decir, las que se corresponden con nuestro ser más profundo. Sólo se ven las cosas que permite ver el Gran Hermano. Pero éste sólo quiere que veamos las cosas “indicadas”. E indicadas “para todos”. Lo que está vedado es el utilizar palabras propias. Cada día nos despojan de una palabra. Al paso que vamos, con cien palabras podremos hablar del mundo “residual” en el que se nos permite vivir.

Antes de las palabras existieron la “imágenes”, la comunicación se establecía por miradas, por olores, por sonidos, por paladear lo dulce o lo amargo. Mucho más tarde aparecieron las palabras. Luego los libros. Y cuando se empezaron a gastar por el uso, aparecieron los poetas que “estiraban” las palabras más allá del territorio que se les había asignado. Incluso remitían a “esas imágenes” primordiales. Pero ocurre que los poetas no son tomados en cuenta. Y, de tanto menosprecio y por darle valor sólo a los números, construimos un mundo de palabras estandarizado, ad hoc, como dicen los latinos.

Cuando aparecen los momentos de zozobra y hay que echar el resto no alcanzan el puñado de palabras utilitarias disponibles. Parece que nos falta algo, no hay vaso para una emoción, para el asombro o para el amor. Pero cómo decir lo indecible, como traducir el sentimiento?

Algunos recurren a la onomatopeya: generalmente los niños y los jóvenes. Ellos tienen cosas adentro que pugnan por salir pero el lenguaje 2.0 se los impide. Esperar el up grade no parece ser posible cuando la urgencia es inminente. Entonces, una pastilla es aconsejada como solución. Pero una sola!.EL prospecto no dice lo que pasa si el asombro dura más de una hora o el amor un mes seguido. En caso de abuso, aparece la policía de costumbres del Gran Hermano. Hay que ser medidos. Obedientes. Productivos.

Quienes no aceptan la pócima son medicados con pastillas más feroces. Si no hay caso, un reemplazo de órgano, una cirugía. Casos más severos ameritan internación. Aislamiento en suma.

Por el curso principal desfilan los normales, los que aprecian los juguetes que les brinda la obediencia: un auto confortable, una casa con piscina, vacaciones en lugares inverosímiles.

Dicen que en algún lado, hay seres agazapados y con los ojos húmedos. Y que también construyen objetos con sus manos. Abrazan a sus hijos. Visten de manera extraña. Entre ellos se cuentan historias, sueñan con mundos diferentes, aman a los pájaros, escuchan el silencio de la naturaleza. Aman.

No se sabe cuántos son. Los llaman “los tejedores”, pues de noche tejen la malla que destejen los obedientes.

Hablan con muchas palabras, pero también con miradas, pasando de unas a las otras, amasándolas, levándolas hasta su mayor significación.

Hay una cacería feroz por acallarlos. Dicen que tendrán éxito!.

Dr.Raúl A.Mc Namara/ ANL® 2008


Colaboración de Mc Namara, Raul


Colaboración de Lerer, Maria Luisa

LA ENCRUCIJADA DE CAPERUCITA
Por Silvia Bleichmar
Caperucita Roja no es ingenua por haberle creído al lobo, sino por haber convertido la evidencia de de las enormes orejas, la gran nariz, las manos peludas, en objeto de una interrogación al servicio de la desmentida, buscando en las respuestas que recibía una racionalidad que anulara su profunda sospecha de que no estaba, en realidad, ante su abuelita. Por eso, en lugar de huir, siguió preguntando, no a la búsqueda de la verdad que de algún modo conocía, sino en el intento de que la respuesta oficiara al servicio de su deseo de anulación de la percepción: orejas grandes para oírte mejor -qué mayor halago que ese- manos grandes para tocarte mejor -qué hermoso, cómo me quiere mi abuelita-, ojos grandes para mirarte mejor -soy tan bella, objeto de la mirada amorosa que requiere ojos grandes para poder apreciarla. Boca grande para comerte mejor, y ya es tarde, ya está en las fauces y en la barriga del lobo, hasta que alguien venga a liberarla, porque no sólo ha quedado atrapada sino que ha cedido las pocas fuerzas que tenía para evitar su captura o destruir a su captor.
La ingenuidad no es una virtud, y si se la presenta como tal es porque en ella se sostiene el usufructo de quienes se aprovechan del que la padece en beneficio propio, ya que esta se caracteriza por un ejercicio de la creencia sin empleo de juicio crítico para separar lo verdadero de lo falso, lo posible de lo imposible, y, muy en particular, y ese es su mayor problema, para desestimar el reconocimiento de aspectos visibles de la realidad que descalificarían el deseo de que esta fuera diferente
.Pero, como lo demuestra Caperucita, detrás de la ingenuidad hay un deseo de obtener algo, y si bien la víctima de su propia ingenuidad podría merecer nuestra simpatía, es indudable que su motivación no es tan pura como se supone: quien compra un billete premiado de lotería, cree aprovecharse de un paisano que debe volver a su pueblo para hacerse cargo de un pariente enfermo; quien compra un buzón, supone que el pobre hombre que se lo está vendiendo ya no puede estar en esa esquina porque padece alguna tragedia que lo captura; y, sin duda, quien compra la presunta honestidad de un dirigente político corrupto, lo hace a expensas De cerrar los ojos a la evidencia para lograr algún tipo de usufructo que no es necesariamente complicidad en el robo pero sí cierto status quo que le garantiza no modificar las condiciones en las cuales sobrevive, instalado muchas veces sólo en un séquito que lo protege y al mismo tiempo le impide darse cuenta de que si el mundo exterior está lleno de temores desconocidos, también lo está de oportunidades que no se adquieren sin riesgo.
La ingenuidad, francamente, me produce rechazo. De ingenuos está llena la complicidad de “los inocentes” con el terrorismo de Estado, con los ladrones de bienes públicos, con los golpeadores familiares, con la injusticia en general. El ingenuo, “el inocente”, como diría Broch, no es sino alguien que cierra los ojos a la amenaza o sufrimiento hasta que este se le viene encima. La ingenuidad política es, también, des-responsabilidad.
Por el contrario, la esperanza, si bien se esfuerza sobre el cumplimiento de un deseo, sostiene su racionalidad en la apreciación de los hechos de la realidad, y en su posibilidad de incidir en ellos. Se tiene esperanza no sólo cuando se aspira a que algo cambie en una dirección deseable, sino también cuando se avizoran las condiciones que lo posibilitan; y más esperanza se tiene cuando se participa de la posibilidad de lograrlo. A diferencia de un iluso, pariente demenciado del ingenuo, la esperanza implica una evaluación de las condiciones de realización futura de un logro no alcanzado. Pero como tal, implica un reconocimiento de los recursos posibles y de su empleo.
Que la esperanza se sostenga sobre el trasfondo de los sueños de los seres humanos es inevitable: en el horizonte mismo está aquello que se anhela, pero se sabe que sólo traza una dirección de recorrido, y no realmente una meta. Del mismo modo ocurre con la Utopía, el error es considerarla objetivo político y no horizonte ético de la acción, ya que en los principios que sostienen su vigencia trasciende la posibilidad de rehusarse a la desigualdad como destino y al sufrimiento de las mayorías como única opción viable. Los descreídos pretenden que todo esperanzado es un ingenuo. En realidad, atacan la esperanza desde un lugar que está signado por la desilusión. Como las jovencitas que no creen en el amor porque al primer desencuentro se convencieron de que no hay príncipe azul y en razón de ello afirman que toda enamorada es una ingenua – ya que el hombre encontrado nunca será el de la imagen soñada-, corroen las posibilidades de vida de quienes luchan por hacer realidad sus sueños y por aceptar que entre el espacio virtual del deseo y el espacio real de la vida no necesariamente hay disociación pero sí un recorrido que sólo se acorta, sin agotarse nunca, con acciones tendientes a modificar la distancia. El desencantado es en realidad un ingenuo que anuló su propia percepción de la realidad, desmintió los aspectos desilusionantes, confió de manera pasiva en que esta se le diera como la deseaba, y vive añorando su propia creencia pero avergonzado por ella ya que nunca terminó de protagonizarla.
Como Caperucita, que al menos tiene la dignidad de no acusar al lobo de haberla engañado ya que sería inadmisible aún para su infantil inteligencia reprocharle al lobo que sea lobo, el ingenuo desengañado debería reconocer que, como dice Amos Oz, “la desilusión es el sobreprecio acumulado del autoengaño”.
Por el contrario la esperanza, como el amor, siempre está presta a encontrar nuevos objetos en los cuales realizarse, a los cuales ceder la posibilidad frustra de los proyectos anteriores.
Publicado en: Caras y Caretas. Buenos Aires.


Colaboración de Mc Namara, Raul

Madres! Murio Ray Liotta .niño exposito que busco luego a su madre y la encontro. La protegio en su vejez enferma. Y recuerdo tambien a Ronald Laing cuya madre le deseaba la muerte pinchando muñequitos en el corazon: murio a los 62 años del corazon jugando tenis…Hay mas ejemplos!!


investigación. Lerer Ma Luisa

En esa época, y muchas después, las mujeres que hablaban de lo que no les correspondía terminaban en la hoguera:


Colaboración de Mc Namara Raul,

(A Antonio Porchia)

Hemos amado juntos tantas cosas
que es difícil amarlas separados.
Parece que se hubieran alejado de pronto
o que el amor fuera una hormiga
escalando los declives del cielo.

Hemos vivido juntos tanto abismo
que sin ti todo parece superficie,
órbita de simulacros que resbalan,
tensión sin extensiones,
vigilancia de cuerpos sin presencia.

Hemos perdido juntos tanta nada
que el hábito persiste y se da vuelta
y ahora todo es ganancia de la nada.
El tiempo se convierte en antitiempo
porque ya no lo piensas.

Hemos callado y hablado tanto juntos
que hasta callar y hablar son dos traiciones,
dos sustancias sin justificación,
dos sustitutos.

Lo hemos buscado todo,
lo hemos hallado todo,
lo hemos dejado todo.
Únicamente no nos dieron tiempo
para encontrar el ojo de tu muerte,
aunque fuera también para dejarlo.

Porchia, el inmigrante que fue best seller con un solo libro
El italiano publicó “Voces” en 1943, y llegó a ser elogiado por André Breton, Henry Miller, Roberto Juarroz, Alejandra Pizarnik y Jorge Luis Borges.

Finalmente, en 1943 (y sus 58 años) publicó su primer libro (y el único): “Voces”, que al poco tiempo se volvió uno de los más vendidos.

Sus aforismos (frases breves que proponen alguna enseñanza), lograron cautivar a escritores como Roger Caillois, André Breton, Henry Miller y Jorge Luis Borges.

“Mi libro Voces es casi una biografía. Que es casi de todos”, dijo el autor, que donó gran cantidad de ejemplares a la Sociedad Protectora de Bibliotecas Populares.

Un libro inédito de un europeo que vio demasiado
“Poseía el raro arte de la atención inusitada y creciente, de una atención que parecía una presencia casi física. Quienes estábamos con él sentíamos al hablar que cada palabra se volvía profunda por su atención ilimitada. Su forma de escuchar parecía crear la profundidad en sus acompañantes. Y cuando él hablaba, teníamos la sensación de que lo hacía ya ‘desde el otro lado’, que por otra parte se volvía entonces infinitamente próximo, mucho más que este lado”, cuenta Juarroz en su ensayo “Antonio Porchia o la profundidad recuperada”.

En sus últimos años, residía en una modesta casa en Olivos, donde cuidaba sus rosales y vivía rodeado de los cuadros obsequiados por sus amigos. Según Juarroz, su cuadro favorito era un pequeño óleo de Fortunato Lacámera, que representaba el ángulo de un jardín, con una mata junto a un muro. “El pintor más humilde y la imagen más humilde: lo casi inexistente”, observó Juarroz.


Colaboración de Landesman, Rodolfo

EXPLICAMELO CON CAMELLOS

Un hombre que tenía 17 camellos y 3 hijos, murió.
Cuando el testamento fue leído, decía que la mitad de los camellos sería
para el hijo mayor, un tercio para el segundo y un noveno para el tercero.

¿Qué hacer? Si eran 17 camellos; cómo dar la mitad de 17 al hermano
mayor? Uno de los animales debería ser cortado a la mitad?
Además, eso no resolvería nada, porque un tercio de 17, sería dado al
segundo hijo. Y la novena parte al tercero.

Los hijos corrieron a buscar al hombre más erudito de la ciudad, un
estudioso, un matemático.

El hombre razonó mucho pero no consiguió encontrar la solución, aunque
era un buen matemático.
Entonces alguien sugirió:
“Es mejor buscar a alguien que sepa de camellos, no de matemáticas”.
Encontraron entonces al Filósofo de Güémez, hombre inculto pero sabio y
con mucha experiencia. Le contaron el problema.

El filósofo se rió y dijo:

  • “La solución es muy simple, no se preocupen”.
    Casualmente alguien le había regalado un camello al Filósofo, y les dijo:
  • Les presto este camello para hacer las cuentas. Ahora son 18 camellos
    Entonces, procedió a hacer la división. 9 fueron dados al primer hijo,
    que quedó satisfecho. Al segundo le tocó la tercera parte – 6 camellos – y
    al tercer hijo le fueron dados 2 camellos-, o sea, la novena parte. Sobró 1
    camello: El que fue prestado.

El Filósofo tomó su camello y dijo:

  • “Ya está, ahora ya se pueden ir”.

Esta historia fue adaptada del libro “Palabras de fuego”, de Rajneesh y
sirve para ilustrar la diferencia entre la sabiduría y la erudición.
El concluye diciendo:
“La sabiduría es práctica, lo que no sucede con la erudición. La cultura
es abstracta la sabiduría es terrenal; la erudición son palabras y la
sabiduría es experiencia.”

17+1= 18
1º hijo- 18/2= 9
2º ” – 18/3= 6
3º ” – 18/9= 2
9+6+2= 17 camellos (está cumplido el testamento)
18-17=1
Sobró 1 camello que fue entregado a su propietario.



Colaboración de SEREBRINSKY, Elsa.

Por Juanita Blee “Historia Hoy/

NENETTE: EL OTRO LADO DE ATAHUALPA

Nació en la isla Saint-Pierre-et-Miquelon (territorio francés de ultramar ubicado en la costa atlántica de Canadá), el 9 de abril de 1908, bajo el nombre de Antonietta Paule Pepin Fitzpatrick. Su padre, Emmanuel Victor Pepín, era francés, y su madre, Henriette Fitzpatrick, era canadiense de origen irlandés. Desde pequeña, su familia la llamó, cariñosamente, Nenette (diminutivo de Antonietta). Creció principalmente en París, ciudad en la cual sus progenitores se establecieron durante la Primera Guerra Mundial (1914-1918), y en la que ella y su hermana mayor, Jeanne Henriette, vivenciaron sus infancias y adolescencias. Ambas estudiaron en una escuela para señoritas burguesas con orientación artística y, paralelamente, recibieron clases particulares de piano y acudieron a una academia de baile.

En 1926, Jeanne, tras haber concluido su educación secundaria, se embarcó junto a una compañía de danza rumbo a Buenos Aires, donde ni bien llegó se enamoró y al poco tiempo se matrimonió en primeras nupcias. Dos años más tarde, después de Nenette haber finalizado la enseñanza media, su padre y ella emigraron a esta capital porteña rioplatense y se instalaron en la localidad de Villa Ballester. Allí, la más pequeña de las hermanas Pepin Fitzpatrick prosiguió sus estudios de piano en el Conservatorio Nacional de Música. Fueron sus profesores en composición y armonía Juan José Castro y Pascual de Rogatis. También fue alumna de la pianista e investigadora folclórica Isabel Aretz.

Para mediados de los 30s, Antonietta comenzó a viajar a ciudades importantes de Argentina para presentarse como concertista de piano de música clásica, asunto que se hizo cada vez más frecuente y bien reputado. Para principios de los 40s, después de haber dado un concierto junto a la Sinfónica de Buenos Aires en Tucumán, fue llevada por los organizadores a escuchar música folklórica del norte argentino y conoció a Héctor Roberto Chavero (mejor conocido como Atahualpa Yupanqui. Mantuvieron un vínculo amoroso epistolar y cuatro años después empezaron a convivir. Tuvieron un hijo, Roberto “Koya” Chavero, en 1947 (años antes de su unión civil en Montevideo y de su casamiento en México), hecho que la llevó a decidir abandonar su carrera como concertista de piano, instancia del destino que puso(la) -tanto melódica como letrísticamente- al servicio de la obra de su marido (quien desde 1945 estaba afiliado al Partido Comunista y profesaba una postura crítica contra el gobierno de Perón, por lo cual sus actuaciones en vivo y en programas radiales fueron prohibidas, y sus grabaciones se interrumpieron entre 1948 y 1953; además de haber sido detenido y encarcelado en ocho oportunidades).

Nenette fue coautora de varios de los temas más conocidos de Yupanqui (están legitimadas 75 canciones de compartida autoría), que, dada la tradición machista de la época -de la que aún varias secuelas (nos) quedan-, publicó bajo el alias de Pablo del Cerro. ​Eligió ese mote por su segundo nombre (Paule) y por su amado Cerro Colorado (un reservorio de pintura rupestre y de uno de los volcanes arqueológicos más importantes de la provincia de Córdoba, en el cual los Chavero-Pepin vivieron largas temporadas, las cuales comenzaron tras la persecución político-ideológica del cantautor durante el peronismo). -Ambos tuvieron seudónimos, uno por reivindicador de las culturas originarias y ella para no tener que lidiar con el mambo jambo social de inferiorización de la mujer [la misoginia es tan vieja como el monoteísmo] y poder estar a la par de su compañero como autor(a)-. Durante esas estancias en su casa sobre tierras rojizas (actual museo), nacieron al piano las melodías de “Luna tucumana”, “El arriero va”, “El alazán”, “Indiecito dormido”, “Chacarera de las piedras”, “Vidalita tucumana”, “Zamba del otoño”, “Guitarra dímelo tú”, y tantas otras que hoy son famosas en el mundo.

Para los 60s, Nenette regresó a Francia y por muchos años (por más viajes por el globo con su compañero e hijo argentinos -lo que hacía de Argentina una otra patria – hizo de Paris su lugar en el mundo. El contexto histórico (y la renuncia del rapsoda guitarrista al Partido Comunista a finales de 1953) les permitieron volver al país rioplatense que había sido testigo del nacimiento de ese amor que duró más de medio siglo (Atahualpa y Nenette estuvieron juntos, queriéndose, acompañándose y creando incesantemente hasta el último día de vida de ella), pero la compositora recién volvió a radicarse en la patria natal de su consorte y del vástago de ambos, junto a ambos, entrada la década de los 80s (y de la democracia a la vida política argentina). Murió en Buenos Aires, el 14 de noviembre de 1990, de un paro cardíaco, rodeada de sus grandes amores: su compañero sexoafectivo y artístico creacional, su Koya, su piano y su música (miles de partituras y de bocetos de letras de canciones llenos de tachaduras y anotaciones en los márgenes).

Nenette, fue una figura fundamental relegada desde siempre a la sombra del mito, una mujer extraordinaria, una artista magnífica, que alimentó al folclore argentino con sus composiciones melódicas y poética naturalista. La sociedad musical con Yupanqui sin duda le aportó a éste una nueva dimensión que luego se trasladó a nosotros a través de canciones que hoy son parte de la historia de la música occidental suramericana del siglo XX. Pero, más allá de las etiquetas, los prejuicios y las omisiones que la caprichosa historia sigue teniendo por costumbre producir, Antonietta Paule Pepin Fitzpatrick/Pablo del Cerro – “Otro sexo, pero igual identidad. La identidad está más allá del sexo y la esencia, si existe, también”, citando a Virginia Wolf en palabras del biógrafo de “Orlando”- fue un hito que dejó su impronta, la cual no solo (nos) legó una nutrida parte del cancionero folclórico argentino -algo paradójico a sabiendas de su extranjeridad-, sino que marcó la vida -y el devenir creacional- de muchísimos artistas y personas sensibles a la música y a la poesía, especialmente la de Atahualpa Yupanqui (“Tú fuiste siempre, la callada fuerza de mi camino”, escribió, tras su viudez, el celebérrimo folclorista nacido en Pergamino). Merci, Nenette, d’avoir existé et, surtout, pour la musique (Gracias, Nenette, por haber existido y, sobre todo, por la música).


Colaboración de Mc Namara, Raul

AGUDELO, Darío

Podría perfectamente suprimirte de mi vida,
no contestar tus llamadas, no abrirte la puerta de la casa,
no pensarte, no desearte,
no buscarte en ningún lugar común y no volver a verte,
circular por calles por donde sé que no pasas,
eliminar de mi memoria cada instante que hemos compartido,
cada recuerdo de tu recuerdo,
olvidar tu cara hasta ser capaz de no reconocerte,
responder con evasivas cuando me pregunten por ti
y hacer como si no hubieras existido nunca.
Pero te amo.


Colaboración de Gonzalez Lima, Guiillermo

JUBILADO Y ABURRIDO:


Después que me jubilé, mi esposa insistía en que la acompañara en sus compras al Centro TV Comercial. Pronto me di cuenta que ir de compras es aburrido y prefiero solo entrar y salir. A mi esposa, en cambio, le encanta recorrer las tiendas de departamentos, las islas y el super-mercado.
Ayer, mi querida esposa recibió la siguiente carta de un hiper-mercado local:

Estimada señora Carmela:
En los últimos seis meses, su marido ha causado una gran conmoción en nuestra tienda.
Nuestras quejas en contra de su esposo, se enumeran a continuación y están documentadas por las cámaras de video vigilancia:

·15 de Abril: tomó24 cajas de condones y al azar los puso en los carros de compras de los clientes cuando no estaban junto a ellos.

· 2 de Mayo: manipuló los despertadores del departamento de artículos para el hogar e hizo que sonaran a intervalos de 5 minutos.

· 7 de Mayo: hizo un rastro de salsa de tomate en el suelo que lleva al baño de las mujeres.

· 14 de Junio: movió un letrero de “PRECAUCION – PISO MOJADO” a una zona alfombrada.

· 15 de Junio: armó una tienda de campaña en el departamento de camping y dijo a los hijos de los compradores que se les invitaba a acampar si ellos traían almohadas y cobertores del departamento de ropa de cama; más de veinte niños lo hicieron.

· 4 de Julio: miró directamente a la camara de seguridad y la usó como un espejo mientras se hurgaba la nariz.

· 14 de Julio: en el departamento de caza, manipuló varias armas y al mismo tiempo le preguntaba al empleado que ¿donde estaban los anti-depresivos?

· 5 de Agosto: tomó una caja de condones y a la cajera le preguntó ¿donde estaban los cuartos probadores?

Y por ultimo pero no menos importante:
· 7 de Agosto: fue a un probador de ropa, cerró la puerta, y luego de un rato, gritó en voz muy alta, “¡Hey! ¡No hay papel higiénico aquí. Uno de los empleados se desmayó.

Por favor… NO lo traiga mas.


Colaboración de Serebrinsky, Elsa

Borges, Jorge Luis:

En El Otro, el mismo (1964)

Nadie es la patria. Ni siquiera el jinete
que, alto en el alba de una plaza desierta,
rige un corcel de bronce por el tiempo,
ni los otros que miran desde el mármol,
ni los que prodigaron su bélica ceniza
por los campos de América
o dejaron un verso o una hazaña
o la memoria de una vida cabal
en el justo ejercicio de los días.

Nadie es la patria. Ni siquiera los símbolos.
Nadie es la patria. Ni siquiera el tiempo
cargado de batallas, de espadas y de éxodos
y de la lenta población de regiones
que lindan con la aurora y el ocaso,
y de rostros que van envejeciendo
en los espejos que se empañan
y de sufridas agonías anónimas
que duran hasta el alba
y de la telaraña de la lluvia
sobre negros jardines.

La patria, amigos, es un acto perpetuo
como el perpetuo mundo. (Si el Eterno
Espectador dejara de soñarnos
un solo instante, nos fulminaría,
blanco y brusco relámpago, Su olvido).
Nadie es la patria, pero todos debemos
ser dignos del antiguo juramento
que prestaron aquellos caballeros
de ser lo que ignoraban, argentinos,
de ser lo que serían por el hecho
de haber jurado en esa vieja casa.
Somos el porvenir de esos varones,
la justificación de aquellos muertos;
nuestro deber es la gloriosa carga
que a nuestra sombra legan esas sombras
que debemos salvar.
Nadie es la patria, pero todos lo somos.
Arda en mi pecho y en el vuestro, incesante,
ese límpido fuego misterioso.


Colaboración de Fernandez, Susana

Moreno, Mariano

“Allí donde partir es imposible
Donde permanecer es necesario
Donde nunca se está del todo solo
Donde cualquier umbral es la morada
Allí donde se quiere sembrar y dar un hijo
Allí donde se quiere morir… allí está la patria”


Colaboración de Lerer, María Luisa:

“Para envejecer bien, hay que crecer internamente, cultivar relaciones, luchar contra nuestros demonios, participar en el mundo y la comunidad, dar, reí­rse y amar” dixit Isabel Allende



Colaboración de Mc Namara, Raul.

Recomendaciones a Sebastián para la compra de un espejo
[Cuento – Texto completo.]

Eduardo Gudiño Kieffer

Mire, Sebastián, es en la calle Juncal. Venga, acérquese; voy a decirle el número al oído -es mejor que nadie lo sepa, hay secretos que conviene guardar muy bien-. Bueno. Usted entra en la boutique y pregunta por la señora Hipólita. Le dirán que no está. Pero no se aflija, Sebastián. Sugiera que va de parte de mistress Murphy y ponga cara de inteligente. Le harán un gesto de complicidad y lo llevarán a la trastienda. Abrirán una puertecita escondida entre los brillantes vestidos que cuelgan, inmóviles pero vivos, de una increíble cantidad de perchas doradas. Podrá entonces ingresar al cuarto de los espejos. La señora Hipólita, que adora a los muchachos desgarbados como usted, le ofrecerá un cigarrillo. Acéptelo, Sebastián, acéptelo y aspírelo con delectación, porque sin duda será un cigarrillo egipcio con una pizquita de opio. Después contemple atentamente la colección de espejos, emitiendo de vez en cuando una interjección oportuna y discreta. Nada de exclamaciones altisonantes, a pesar del asombro. Y tenga en cuenta que en ningún momento hay que pronunciar la palabra “mágico”, porque se supone que usted ya sabe que todos los espejos lo son, y en especial los de la señora Hipólita.

Fíjese en ese, Sebastián. Sí, en ese, el ovalado con marco de plata. Todos los días, a las seis de la tarde, refleja a Rachel en su estupenda interpretación de “Phédre”. Es magnífico, ¿eh? O aquel otro, tan profundo en el misterio de su azogue, tan rico en las volutas rococó que lo rodean. No niego que es maravilloso. Pero no se lo aconsejo, porque al sonar las doce campanadas de la medianoche muestra a un oficial de húsares de Grodno asesinado por su novia vampiro. ¡Brrr! Mejor es el que está a su derecha; menos morboso y sumamente eficiente. Hasta educativo: imagínese: a las seis de la mañana deja ver a las damas mendocinas bordando una bandera. Es un espejo quizás demasiado madrugador, claro, pero tan patriótico como un discurso de fiesta cívica. En fin… hay que reconocer que la señora Hipólita tiene una colección fabulosa. Espejos teatrales, pasionales, históricos… También tiene los que reflejan el futuro, pero solo los muestra previa presentación del certificado de buena salud, porque una vez tuvo problemas con el profesor N. El pobre era cardíaco y… bueno, usted sabe el resto, salió en todos los diarios.

Lo importante es que usted, Sebastián, puede comprar el espejo que más le interese. Los precios son exorbitantes, es cierto, pero no cualquiera puede darse el lujo de poseer cosas así. Además, si sonríe usted como lo está haciendo justamente ahora, no dudo que la señora Hipólita le hará una rebaja o le dará felicidades. Es una mujer muy tierna, muy sensible, muy maternal a veces. Aunque tan arrugada que… pero eso no viene al caso. Elija el espejo que prefiera. Deje su dirección, y mañana mismo lo enviarán a su casa. ¿Un consejo? No lo coloque en el living ni en el escritorio ni en ningún lugar por donde pase mucha gente, porque sus amigos son muy convencionales, muy burgueses, y el espejo puede reflejar algo irritante, impropio para la gente decente. Suponga que se le ocurra comprar el espejo de Paolo y Francesca…

¿Qué diría su abuelita materna, Sebastián, que va a misa todos los domingos? No, hay que tener cuidado, hay que ser respetuoso de las convicciones y de la moral de los demás. Yo le sugeriría (y perdóneme el atrevimiento), que ponga el espejo en el altillo, con otros trastos viejos. Más todavía: que lo cubra con algún paño opaco. Y otra cosa aún, la más importante de todas: con los espejos de la señora Hipólita es imprescindible ser puntual. Puntualísimo. Si no llega usted a la hora exacta, no verá el espectáculo. Ni Rachel declamando, ni húsar sangrando, ni damas mendocinas bordando, ni Paolo y Francesca fornicando (perdón otra vez, hay palabras que realmente no suenan muy bien). Si llega tarde solo verá su propia cara, la misma de siempre, Sebastián, tan angulosa, tan mística. Pero eso es lo de menos. Lo grave sucede cuando la curiosidad lo impulsa a apurarse y lo obliga a llegar demasiado temprano, para averiguar cómo prepara el espejo su “mise en scène”. Eso puede ser fatal, porque los espejos no toleran la curiosidad. Y sucederá que, al arrancar el paño que lo cubre y enfrentarlo, se encontrará usted con que está vacío, con que no refleja nada, con que su imagen en el espejo no existe y por lo tanto, claro, usted tampoco. Es una platónica verdad. Al no verse en el espejo, sin duda se llevará usted las manos a la cabeza, en un gesto de terror y asombro. Pero como usted no existe, descubrirá que no tiene manos ni cabeza. Intentará salir corriendo pero tampoco le será posible, pobre Sebastián, pues tampoco tendrá piernas. Y se quedará por siempre allí, atrapado en un espejo vacío que alguna vez retornará a la colección de la eterna señora Hipólita y reflejará, para otro cliente como usted, joven y desgarbado, la imagen ascética de Sebastián, oh Sebastián pálido de terror, solo durante un minuto y a la hora en que se pone el sol.

FIN


Colaboración de Lerer, María Luisa:

Dice una leyenda árabe que dos amigos viajaban por el desierto y discutieron. Uno acabó dando al otro una bofetada. El ofendido se agachó y escribió con sus dedos en la arena: “Hoy mi mejor amigo me ha dado una fuerte bofetada en la cara”.
Continuaron el trayecto y llegaron a un oasis, donde decidieron bañarse. El que había sido abofeteado y herido empezó a ahogarse. El otro se lanzó a salvarlo. Al recuperarse del posible ahogamiento, tomó un estilete y empezó a grabar unas palabras en una enorme piedra. Al acabar se podía leer: “Hoy mi mejor amigo me ha salvado la vida”.
Intrigado su amigo, le preguntó:
–¿Por qué cuando te hice daño escribiste en la arena y ahora escribes en una roca?
Sonriente, el otro respondió:
–Cuando un gran amigo nos ofende, debemos escribir la ofensa en la arena, donde el viento del olvido y del perdón se encargará de borrarla y olvidarla. En cambio, cuando un gran amigo nos ayuda o nos ocurre algo grandioso, es preciso grabarlo en la piedra de la memoria del corazón, donde ningún viento de ninguna parte del mundo podrá borrarlo.🌹


Le Violon d’Ingres.
Museo: Centre Pompidou, París (Francia)
Técnica: Tinta Fotografía (30 x 20,9 cm.)


Escrito por: Miguel Calvo Santos
Man Ray fue uno de los fundadores del dadaísmo en Estados Unidos, pero en aquellos años tenía mucho más en común culturalmente con el continente europeo. En el verano de 1921 llegó a París y se convirtió en el fotógrafo oficial de las personalidades de la época.

Hoy damos por sentado que la fotografía es una arte (quizás en la actualidad muchos fotógrafos mediocres abusen un poco de esta afirmación), pero en aquellos tiempos seguía siendo sólo un artilugio apenas válido para la ciencia, para la crónica periodística e incluso para inspiración de artistas, pero jamás para transmitir belleza como lo haría, por ejemplo, un cuadro de Ingres.

Man Ray sabía muy bien el potencial artístico de un buen clic. Sabía también de historia del arte. Y sabía además pintar de maravilla…

“El violín de Ingres” (Le violón d’lngres) hace referencia a las dos aberturas del instrumento que Man Ray dibujó con tinta china en las espaldas de su amante, la maravillosa Kiki de Montparnasse.

Dándole a ese desnudo femenino el cuerpo sonoro de un violín, surge toda una cadena de asociaciones condicionada, y no sólo por el título de la obra.

Man Ray dota a la foto de una especial intensidad erótica, similar a los últimos años de Jean Auguste Dominique Ingres, y sobre todo a su célebre “bañista”. Tanto el título como el turbante es un homenaje al maestro.

La fotografía acabó de consagrar a Kiki como musa de todos los artistas de Montparnasse. Desgraciadamente, pasó sus últimos años de vida en un hospital mental. A su muerte, Man Ray fue quien más la lloró.


Arreola, Juan Jose:

“Qué excelente es llegar a una edad de adulto mayor, pues es señal de:
Que has sido sano la mayor parte de tu vida.!

Qué bueno que eres jubilado, pues es signo inequívoco de que trabajaste mucho durante tu edad productiva.

Que bueno que puedes escribir o leer esta publicación, pues aún con lentes, tu vista te permite seguir siendo independiente!

Que mejor, que aunque lento, aún puedes caminar e ir a donde tú deseas.

Que bendición es acudir a reuniones, pues es señal que todavía tus amigos siguen vivos y te mantienen vivo, que un café es significativo de 1000 anécdotas y 10000 sonrisas.

Que todavía ames a alguien, es señal que tienes un corazón sano y sediento de seguir viviendo.!!!

Da las gracias por el blanco de tus cabellos, pues es señal de que no se te ha caído el pelo y aún puedes decidir tu corte de cabello.

Tú eres sabio por tu experiencia y sabiduría acumulada.

Si tienes una enfermedad, no te asustes, es normal que las haya, pues es parte del desgaste natural, mientras te duela y puedes por ti mismo acudir al médico es una bendición, pues sigues siendo independiente.!!!

Hoy, NO te tomas una botella, pero seguro estoy, que hoy disfrutas más que antes de un café, y más si va acompañado de una excelente plática ó de entonar las canciones que recuerdan tus sentimientos pasados.!!

Debemos felicitarnos y dar gracias al Universo por estar vivos, algunos no tuvieron la misma suerte.

Te falta algo por hacer? No digas “ya estoy viejo” prepárate para hacerlo, tendrás limitaciones SI, pero tú puedes, siempre que no te pongas en riesgo.!!!

Te deseo más años de vida, pues es señal que tendremos más años de amistad, risas y experiencias de vida que contar”.


Expertos comentan de sexo a los 70 años, Rocasolano, Preysler y otros

https://www.vanitatis.elconfidencial.com/famosos/2022-05-15/rocasolano-preysler-amores-maduros-sexo-70_3423602/


El Feminismo ha fallado, al igual que la cultura, a la cita cotidiana, a las infinitas batallas que dan a diario los oportunistas del Poder. Pero cada tanto alguien despierta de la somnolencia que produjo en su momento estar frente a los faroles del escenario; hoy fué Maite RICO. Gracias Maite

Colaboración de Mc Namara, Raul.

Posse, José María
Abogado/ Escritor/ Historiador

El Malon, Chile, Argentina y la ocupación de la Patagonia.

¿Sería Tierra del Fuego inglesa como Malvinas y la Patagonia de Chile con apoyo inglés?

En el año 1879 la República de Chile tenía dos estrategias para su expansión territorial: la primera era ocupar la desierta Patagonia Argentina; la otra, avanzar sobre los territorios d el Pacífico que tenían Bolivia y Perú, ricos en guano y salitre. Tácticamente el gobierno chileno decidió avanzar hacia el norte y el 14 de febrero de 1879, tomó militarmente el entonces puerto boliviano de Antofagasta, lo que dio origen a la segunda guerra del Pacífico, la cual duró cinco años.

Por esos años, el gobierno argentino del presidente Nicolás Avellaneda ejercía su poder sólo sobre el 42 por ciento del actual territorio continental argentino.

Fue en aquellos momentos que el ministro de Guerra, general Julio Argentino Roca, con un brillante sentido de la oportunidad, entendió que Chile no podía abrir un segundo frente de combate. En consecuencia hizo que el presidente propusiera al Congreso Nacional la hoy conocida como “Campaña del Desierto”. La misma terminaría con la ocupación efectiva de los territorios que nos correspondían por nuestra herencia hispánica, y que llegaban hasta el cabo de Hornos. Ocupación que no había podido formalizarse hasta entonces por los constantes ataques de los indígenas chilenos en la frontera patagónica.

Resulta fundamental establecer que fue Estanislao Zeballos quien diseñó, a pedido de Avellaneda, el plan estratégico de la conquista del desierto en una obra titulada “La Conquista de 15.000 leguas”. Claramente no fue una campaña de exterminio del indio, sino que estaba destinada a marcar la presencia de argentina en la Patagonia y erradicar los malones de los indios araucanos (ladrones de hacienda y atacantes de poblaciones), que habían sometido a los Tehuelches e impedían la explotación de riquísimas tierras al sur del Río Colorado. También se predicaba la integración y respeto de las tribus pacíficas. De hecho así se hizo con los famosos “manzaneros”.

EL MALÓN

Fue la táctica que utilizó el gobierno chileno para evitar el avance de la colonización argentina en la Patagonia. Los maloqueros se organizaban en tolderías dispersas, que sumaban armas para atacar las poblaciones argentinas, saquear todo lo posible y luego dispersarse. Las ganancias principales, las obtenían vendiendo lo robado del otro lado de la cordillera.

Para vislumbrar la magnitud de la amenaza y el terror en el cual vivían las poblaciones de la llamada “frontera”, recordemos que, en 1872, un ejército indígena estimado en 6.000 combatientes inició, bajo el mando del cacique (chileno) Calfucurá, la llamada “Invasión Grande” a la provincia de Buenos Aires. Atacaron a sangre y fuego los pueblos de General Alvear, Veinticinco de Mayo y Nueve de Julio, resultando muertos alrededor de 300 criollos y europeos de manera inmisericorde. Además fueron secuestradas cientos de cautivas jóvenes y robadas 200.000 cabezas de ganado.

La táctica del malón entonces, consistía en atacar poblaciones o haciendas indefensas y sembrar el miedo en los colonos y hacendados; ello retardó durante décadas el asentamiento efectivo de los argentinos en los territorios patagónicos, menoscabando la soberanía nacional. De esa manera, el gobierno de Chile, por medio de sus personeros, ganaba tiempo y mantenía la “frontera caliente”, mientras se preparaba para tomar los territorios australes por la fuerza de las armas o por la convicción de la diplomacia. Por esos años, dos veces estuvimos a punto de entrar en guerra con Chile.

Los chilenos, sin inmutarse, compraban la hacienda robada de territorio argentino y que se pasaba del otro lado de la Cordillera de los Andes en arreos de miles de cabezas de ganado. Al punto llegó este vil comercio, que Chile (país que carecía de ganadería de importancia), pudo ser el principal exportador de carne a Inglaterra en esos años.

Los maloqueros eran un grupo para nada homogéneo. En las tolderías convivían indígenas chilenos junto a criollos y europeos fugitivos de la ley. Asesinos, ladrones y violadores, quienes no tenían otra ocupación que la de guerrear y saquear las posiciones argentinas en la frontera.

Ante esta situación, el entonces ministro de Guerra, Adolfo Alsina, intentó un acuerdo pacífico mediante la firma, en 1875, de un tratado de paz con el cacique Juan José Catriel. Sin embargo éste, al poco tiempo rompió la tregua, atacando junto con el cacique (chileno), Manuel Namuncurá, las localidades bonaerenses de Tres Arroyos, Tandil, Azul y otros pueblos y granjas, en una incursión incluso más sangrienta que la de 1872.
 

ATAQUE VIOLENTO. El pintor alemán Johann Moritz Rugendas es el autor de “El Malón”.
 
En medio de la barbarie más absoluta, masacraron cientos de criollos y colonos europeos y secuestraron numerosas cautivas a las cuales se les cortaba el talón, para impedir que se escaparan de las tolderías, donde eran violadas y esclavizadas. Las mujeres blancas eran golpeadas hasta morir si se resistían a los vejámenes. Basta leer “La Cautiva”, de Esteban Echeverría (1837), para comprender el horror que padecían aquellos pobladores de la frontera.

Claramente, la guerra que llevó adelante el Ejército Argentino, fue desatada por los maloqueros, como forma de respuesta armada a la constante agresión que recibían tanto los criollos, como los propios indígenas argentinos.

Los nativos araucanos chilenos, habían invadido hacía décadas nuestro actual territorio austral, matando y sometiendo a los tehuelches, primeros pobladores de la Patagonia. Fue por esa razón, que cientos de lanceros Tehuelches acompañaron al ejército liderado por Julio A. Roca, para terminar con la amenaza de los maloqueros. Es de destacar que los indígenas del lado argentino, tenían trato permanente con las poblaciones de los criollos, con los que comerciaban y vivían en la más perfecta armonía.

Roca trató bien a los indígenas que se pacificaron, doblándole la paga al soldado que se casaba con una india. Prueba de ello es que el beato Ceferino Namuncurá, hijo y nieto de caciques pampas violentos, como Namuncurá y Calfucurá, se incorporó a la civilización. Su padre, el cacique Manuel Namuncurá, fue designado coronel del Ejército Argentino, con sueldo y uniforme, como otros caciques indígenas.

Hasta donde sabemos, la literatura que ataca al general Roca omite decir que, durante las operaciones en la Patagonia, obraron oficiales y soldados indios en el ejército, en una proporción elevada.

La Campaña al Desierto fue el mayor acto de soberanía nacional después de la guerra de la independencia. Incorporó al territorio argentino el dominio efectivo de casi el 60 por ciento del mismo y llevó la civilización a esas inhóspitas y violentas regiones. Terminó con la amenaza de los malones y liberó a cientos de esclavas blancas del horror de la esclavitud.

LA ETERNA POLÉMICA

En relación al reparto de las tierras recuperadas, debemos tener en cuenta que Argentina, un país que recién comenzaba a desarrollarse, carecía de dinero suficiente para atender los costos de la campaña militar.

Las operaciones requirieron de una enorme erogación monetaria para dotar de recursos y armamentos a una fuerza militar en marcha. Fueron muchos los particulares que aportaron dinero para solventar las acciones. Ellos recibieron en compensación tierras en los nuevos territorios.

También se repartieron haciendas entre los soldados, oficiales y suboficiales para que las ocuparan y trabajaran. En los hechos, la gran mayoría de ellos vendieron sus fracciones a especuladores inmobiliarios, siendo el origen de las grandes estancias sureñas.

Claramente, algunos personeros aprovecharon la oportunidad para desarrollar negocios en beneficio propio. Pero la acción de unos pocos, para nada debe empeñar el carácter fundacional de la gesta que significó el afianzamiento de la totalidad del actual territorio nacional.

En cuanto a las vidas humanas perdidas, como todo conflicto humano que culmina en una acción armada, hubo víctimas inocentes de ambos lados. Ello no quita el carácter legal del accionar de las fuerzas argentinas comandadas por el general Roca, autorizado a realizar las operaciones militares por una ley de Congreso.

Con absoluta seguridad hubo excesos en el uso de la fuerza, que no pueden justificarse, pero han existido y existirán en todo accionar bélico. Es la razón por la cual cualquier acción armada debe evitarse a toda costa

En su obra sobre Roca, hace casi medio siglo, Alfredo Terzaga nos daba la clave para comprender el desenlace final de la tragedia que provocó la guerra contra los malones. Señala que no debía olvidarse que su origen era “la coexistencia cultural y económica, a un mismo nivel temporal, de dos sociedades en opuestos estadios del desarrollo de la civilización” Los maloqueros no conocían otra forma de vida; no eran agricultores o comerciantes, ni les interesaba desarrollar haciendas para la crianza de vacunos o caballares. Innumerables veces fueron invitados a deponer las armas, pero siempre regresaban a sus antiguas formas de proceder.

Por otro lado, resulta una ingenuidad teorizar (con mentalidad del siglo XXI), que el contexto patagónico de la segunda mitad del siglo XIX, podría haberse mantenido en un status quo idílico hasta la actualidad.

Primero porque los malones tenían, como ya vimos, como única forma de vida el saqueo.
En segundo lugar, porque Chile tarde o temprano hubiera invadido la Patagonia, seguramente apoyado por Inglaterra, su aliado estratégico histórico.

Palmariamente, de no haber ocurrido la Campaña al Desierto, hoy nuestro sur sería una colonia inglesa, como nuestras Islas Malvinas, o tal vez un protectorado británico habitado principalmente por chilenos. Cuando el Comodoro de Marina Augusto Lasserre, enviado por Roca, toma posesión de la Bahía de Ushuaia, en octubre de 1884, lo hace arreando la “Unión Jack” (bandera del Reino Unido), de la Misión Anglicana. Con ello se establece que existía una avanzada inglesa en nuestro sur continental.

Lo que es seguro, es que los nativos de uno y otro lado de la cordillera, hubieran sido desplazados o aniquilados por la fuerza del imperialismo victoriano.

¿GENOCIDIO?

En este contexto, tras décadas durante las cuales habían fracasado otras políticas, se impuso el proyecto planteado por Roca al ministro Alsina, mientras vivía en Río Cuarto, en 1874, de terminar con los fortines y ocupar el territorio.

Nunca existió un plan sistematizado de exterminio del indígena por parte del gobierno argentino. Nunca hubo un genocidio, entendido como la aniquilación o exterminio sistemático y deliberado de un grupo social determinado, de un lugar determinado por motivos raciales, políticos o religiosos. Las operaciones llevadas adelante por el general Roca provocaron enfrentamientos en los que se contabilizaron 900 maloqueros muertos “en batalla”. No se atacaron tolderías pacíficas, ni se asesinaron mujeres o niños indefensos, como pretenden sostener algunos enemigos de la verdad histórica.

Carlos Martínez Sarasola, provee cifras que ratifican la arbitrariedad de la tentativa de distinguir a la Campaña del Desierto del resto del cuadro de la lucha contra los indios: para el ciclo que abarca desde 1821 hasta 1848, que incluye las campañas realizadas por don Juan Manuel de Rosas, el número de muertos se eleva a 7.587.
A su vez, en la Patagonia, entre 1878 y 1884, las víctimas fatales suman un total, entre los indígenas y criollos rebeldes, de 2.196, contabilizándose alrededor de 14.000 prisioneros.

Debe añadirse que los sobrevivientes, como también los criollos pobres (bajo las leyes de conchabo), tuvieron como destino los obrajes y cañaverales del norte, ser peones de estancia o encerrarse en las reducciones, en el mejor caso, a laborear la tierra como medio de vida. Otros encontraron un destino militar, ganados para un ejército que no guerreaba ya, pero tenía en los territorios un papel central.

En general, conquistado “el desierto”, estamos ante el ascenso de la Argentina moderna, que deja atrás las guerras civiles, el mundo de los fortines, el malón y “las fronteras”, que el Martín Fierro reflejó genialmente. El país que la Conquista del Desierto afianza, no reunía condiciones que lo hagan acreedor de una añoranza postrera. No puede vérselo como un idílico paraíso perdido. Ninguno, entre sus habitantes, podía gozar razonablemente de una buena vida en aquella situación, donde lo atroz (la violencia, la incertidumbre, la miseria y el hambre), eran lo cotidiano.

Resulta incongruente atacar al general Roca, cuando se juzgan las relaciones de la sociedad criolla del siglo XIX con el mundo indígena. Su papel, a lo sumo, fue tener éxito donde otros fallaron: someter a los malones a la soberanía del Estado Nacional Argentino.

Julio A. Roca, dentro de la corriente política y cultural que organizó la República, le dio fisonomía propia e impulsó su progreso, transformando un desierto en la Nación más civilizada de América.


Colaboración de Mc Namara:

ENTREVISTA A JAVIER AUYERO

La espera, un recurso que enseña a los pobres a ser sumisos
Investigador de la pobreza urbana, el sociólogo analiza las largas esperas a las que el Estado somete a quienes aspiran a recibir beneficios sociales. Un mecanismo de poder que denuncia en su último libro, Pacientes del Estado.

Por Omar Genovese | 11/05/2014 | 0

Miseria. “El Estado, al crear pacientes, incrementa las condiciones de vulnerabilidad de los más pobres. Le pide a una madre que pase horas en una sala de espera para recibir un beneficio, y esta mujer pierde horas de trabajo (informal), tiene que dejar a sus hijos al cuidado de otros”.

El Estado presente y selectivo
El que espera, pero no puede desesperar
—El tono de su libro me recordó a un médico que desespera al tratar enfermos terminales, sabe que lo único que puede hacer es mitigar el dolor y a veces ni eso. ¿Usted sintió algo similar?
—La desesperanza no es un buen motor para investigar y escribir. La indignación es lo que, hace rato ya, me empuja, la que hace que pase horas leyendo testimonios, codificando observaciones, escribiendo y reescribiendo. Para citar al protagonista de El hombre que amaba a los perros, es “la mierda petrificada del presente” contra la que escribo. Si pensase que estoy frente a un enfermo terminal, no creo que tendría energía psíquica ni intelectual para seguir en este oficio.
—Con referencias literarias como “El proceso” de Kafka, “El coronel no tiene quien le escriba” de García Márquez y “Esperando a Godot” de Beckett, pone en dimensión la espera a que se someten los habitantes más desposeídos.
—En el libro quise examinar precisamente este mecanismo en distintos niveles del Estado y en administraciones que pertenecen a distintas orientaciones políticas, o al menos que así la profesan discursivamente. En los tres casos indagados, vemos cierta desidia, cierta mirada desentendida, cierta indiferencia, que produce a pacientes, más que a ciudadanos.
—La actitud de los empleados estatales del Renaper, la forma en que tratan a los extranjeros, cómo los mantienen en la incertidumbre para luego dilatar el trámite rechazando documentación, es de un sadismo muy particular.
—En realidad creo que, combinando lo que solía decir el gran sociólogo francés Pierre Bourdieu con un juego al que jugaba con mi mamá cuando era pequeño, podríamos hablar de una “estrategia sin estratega,” en la que cada cual, como en Don Pirulero, atiende su juego. Esos empleados están preocupados por sus vidas, por sus trabajos, por los juegos de poder presentes en sus lugares de trabajo… No me animaría a hablar de malas intenciones y, de haberlas en algún caso en particular (alguna xenofobia, algún sexismo, algún racismo, etc.), no creo que éstas sean las que determinen lo que sucede en esos universos sociales específicos. Lo que produce la espera, repito, no es la acción individual, sino la indiferencia burocrática.
—La ilusión de obtener la ayuda exige paciencia, pero además un borramiento de la rebeldía natural humana ante una situación humillante. ¿No es una forma de anular al sujeto político?
—Yo estudio relaciones, no sujetos de carne y hueso. Para el sociólogo lo real es lo relacional. En los universos que indagué, esas relaciones están caracterizadas por la arbitrariedad y la incertidumbre. Juntas construyen relaciones de subordinación entre el Estado y los sujetos/pacientes. En este sentido, uno podría decir que la capacidad de acción del sujeto está por cierto condicionada. Y el control social es mayor que en otros universos sociales.
—El libro refiere a la sensación que los pobres/pacientes tienen de los políticos y la política, como algo extraño a sus vidas, fuera de todo alcance, ahí existe un corte muy profundo.
—La política, la mayor parte de las veces, es vista como la fuente de la falta de justicia, de la desigualdad, de la arbitrariedad en la vida cotidiana. La política es percibida como algo que se hace en otro lugar, una actividad en la que no son parte. Estos pacientes no se ven a ellos mismos como la fuente del poder político, sino como sus víctimas. Desde sus puntos de vista, es la política la que los hace esperar.
—¿La espera del pobre (así como la del pobre y extranjero, como un doble estigma) no funciona como una cárcel a cielo abierto?
—A pesar del uso de referencias literarias en el libro, quiero ser muy cuidadoso con el uso de imágenes que pueden confundir más que esclarecer. Una cárcel es una cárcel, una sala de espera, a pesar de la dilación, del maltrato, de la incertidumbre, es otra cosa.
—La mayoría de los que realizan trámites por ayuda social son mujeres, van con sus hijos, o los dejan solos al cuidado de los hermanos mayores, durante horas, eso acrecienta la inseguridad que viven todos los días, es una puesta en riesgo del hogar.
—Justamente eso es lo que demostramos en el libro. El Estado, al crear pacientes, incrementa las condiciones de vulnerabilidad de los más pobres. O sea, reproduce la inseguridad que caracteriza a la pobreza. Le pide a una madre que pase horas en una sala de espera para recibir un beneficio, y esta mujer pierde horas de trabajo (informal), tiene que dejar a sus hijos al cuidado de otros, no puede recogerlos de la escuela, etc. El Estado se desentiende de esto y, repito, acrecienta la inseguridad en la que viven los más marginados.
—¿En qué consiste su próxima investigación, que deriva del trabajo de campo en “Pacientes del Estado”?
La investigación que presento en Pacientes del Estado coincidió durante algún tiempo con la que presenté junto a María Fernanda Berti en La violencia en los márgenes. Estoy escribiendo una versión más extensa de este último libro en inglés, y editando junto a dos antropólogos, Philippe Bourgois y Nancy Scheper-Hughes, un libro sobre violencia urbana en América Latina. Con un grupo de estudiantes de doctorado de la Universidad de Texas estoy completando un libro sobre formas modernas de sufrimiento social en la ciudad de Austin, una de las ciudades con más altas tasas de crecimiento demográfico, de desigualdad y de segregación en los Estados Unidos. Y también poniendo en marcha un estudio comparativo, con características similares a la investigación que dio lugar al libro sobre Inflamable, sobre contaminación ambiental, percepciones de riesgo y acción colectiva en Perú, Ecuador y Argentina.


Colaboración de Vieira Souto, Maria Aparecida:

“De todas las lecciones que me está enseñando la vida, la principal es esta: hay decisiones que tenemos que tomar, hay cambios que tienen que pasar, hay miedos que debemos enfrentar, hay soledades que tenemos que soportar. , hay lágrimas que tenemos que derramar, hay nuevos comienzos que necesitan florecer de alguna manera dentro de nosotros. Porque aunque creamos que no aguantamos algo, el tiempo demuestra que somos más fuertes de lo que pensábamos y más valientes de lo que imaginamos.”

Buenos noches para todos.


¿Una sociedad sin maestros?

“Las señoritas”, de Laura Ramos, cuenta la historia de las maestras estadounidenses que Sarmiento trajo al país en el siglo XIX y rescata un modelo que la Argentina parece haber extraviado: ¿sobrevive algo del liderazgo y la autoridad que ejercían los docentes?

11 de mayo de 202200:05

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Luciano RománLA NACION

El ejemplo de las maestras del pasado
El ejemplo de las maestras del pasadoAlfredo Sábat

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Que un libro sobre maestras haya figurado durante semanas en la lista de best sellers tal vez represente, de alguna manera, un mensaje. Las señoritas, de la escritora Laura Ramos, acaba de ser premiado en la Feria del Libro por los críticos literarios. Cuenta la historia de las maestras estadounidenses que Sarmiento trajo al país en el siglo XIX. Y, además de ser una rigurosa y atrapante investigación, rescata un modelo que la Argentina parece haber extraviado. ¿Dónde están hoy los maestros y las maestras? ¿Sobrevive algo del liderazgo y la autoridad que ejercían los docentes? ¿Son una referencia para las nuevas generaciones? Las respuestas parecen confirmar un dramático diagnóstico: los maestros están en retirada. Esa figura se ha convertido en objeto de abordaje histórico. Pero el éxito de Las señoritas tal vez nos hable de lo mucho que los extrañamos y de cuánto los necesitamos.

El “maestro” es hoy una figura acorralada. Su margen de autonomía y de decisión está cada vez más restringido. Los docentes viven con miedo: a los reglamentos, a los sindicatos, a los inspectores, a los padres y a los propios alumnos.

Aquellas maestras de Sarmiento representaron un modelo que inspiró a la docencia, tal vez hasta la segunda mitad del siglo XX. Fue el modelo en el que el maestro tenía razón hasta que se demostrara lo contrario. Los padres confiaban en ellos; la sociedad los valoraba y los respetaba. Tenían una palabra autorizada, más allá –incluso– de los límites del aula. Hoy, la carga de la prueba se ha invertido. Los maestros y profesores viven bajo sospecha. Si ponen un aplazo, marcan un límite o retan a un alumno, serán puestos inmediatamente “en observación” y correrán el riesgo de ser enjuiciados en las redes sociales o en los grupos de WhatsApp. Cualquier cosa que expliquen en el pizarrón será contrastada, en tiempo real, con lo que diga Google. Sus iniciativas serán desalentadas por un sistema cada vez más burocrático y reglamentarista.

Los buenos maestros y profesores (que son muchos, por supuesto) se sienten amenazados, y encorsetados por todos lados. La queja de un alumno los puede llevar, en cualquier momento, al banquillo de los acusados. Viven con temor a una “sentada”, a un “escrache” o a un sumario. Hasta se sienten maniatados por la corrección política: cualquier idea que vaya contra la corriente puede implicar una condena fulminante. Aquellas maestras sarmientinas que supieron innovar, marcaron una huella y se atrevieron a abrir y explorar nuevos caminos hoy serían desautorizadas, vigiladas y cuestionadas por un sistema que combate cualquier gesto de autonomía y propone un “colectivo docente” en el que la singularidad está mal vista.

La educación ha quedado atrapada en una madeja de confusiones, ideologismos y burocracia en la que la calidad, la creatividad y la exigencia han quedado definitivamente relegadas. Se ha deteriorado la formación docente, pero además se han debilitado el espíritu y la vocación del maestro. Esa atmósfera de sospecha y peligro que acecha a los profesores hace que el ejercicio docente hoy esté dominado por la impotencia.

En el poder se ha enquistado una ideología que reniega de la osadía y la ambición para exaltar el conformismo y la resignación. Es la idea que se expresó en los volantes repartidos por el municipio de Morón: “consumí poquito”. El Estado ya no se propone combatir el flagelo de la droga, sino apenas moderarlo. De la misma forma, no aspira a una escuela que eduque, sino que “contenga”. Lo que se propone es conformarnos cada vez con menos: no importa que los chicos no aprendan; al menos que estén en el aula. Se alimenta, así, lo que Guillermina Tiramonti define como “el gran simulacro educativo”: evaluar es un verbo maldito; aplazar, una herejía. Tal vez lleguemos, por ese camino, a abolir las escuelas para reemplazarlas por “centros de contención”. Quizá suene más “inclusivo”.

Lo de Formosa, donde acaban de disponer que los estudiantes pueden pasar de año hasta con 19 materias previas, no es una excepción. Es la expresión de un ideologismo que ha vaciado el aula de sentido; ha extirpado la exigencia y ha declarado al estudio completamente prescindible. En ese paisaje, el maestro y el profesor se convierten en “trabajadores estatales” que solo deben obedecer reglamentaciones y garantizar una ficticia “inclusión”. La pretensión de enseñar está “fuera de época”; desentona y marcha a contramano de una política educativa que se enorgullece de haber virado hacia la demagogia y el asistencialismo.

El lenguaje coloquial expresa, desde hace tiempo, este rumbo extraviado. Para elogiar a alguien, ya no se dice que es “un maestro”, ahora es “un capo” o “un rey”. El diccionario adolescente prescinde del sustantivo: dice “el de Historia” o “la de Geografia”. Un padre que corrige (“no es ‘la de Geografía’ sino ‘la profesora de Geografía’”) parece, más que un padre, un dinosaurio. Ser “maestro” o “profesor” no tiene prestigio ni representa una posición de autoridad. Es un hecho que trasciende, incluso, al sistema escolar y educativo. La falta de maestros, entendida como falta de líderes y referentes, es algo que se observa también en las instituciones y en casi todos los ámbitos sociales. La autoridad se ha convertido en un concepto sospechoso y, en el mejor de los casos, hoy se ejerce con temor, casi en puntas de pie. La maestría o el profesorado son nociones obsoletas, propias de un pasado que se juzga “autoritario” y que se quiere desterrar.

El hecho de que la figura del maestro aparezca tan desdibujada se conecta, además, con algo que remite a aquel Diario de la guerra del cerdo, la célebre novela de Adolfo Bioy Casares en la que los jóvenes matan a los viejos. Tal vez haya sido en la década del 90 cuando se entronizó a la juventud como un valor en sí mismo. En muchas empresas e instituciones se prejubiló o se marginó a los mayores de 50, cortando así la cadena de transmisión de saberes y experiencias entre una generación y otra. Eso, sumado a una especie de marketing consumista que “empodera” a los más chicos, borronea la figura del maestro en el más amplio sentido, el del referente. Se impone la idea de que no se necesita a nadie que nos guíe ni nos enseñe: el mundo empieza cuando nos toca a nosotros. Conceptos como el de “aprendiz” o el de “discípulo” hoy suenan extemporáneos.

Los maestros son, esencialmente, líderes. No buscan el aplauso fácil ni la aprobación cortoplacista. Cumplen, muchas veces, la función antipática de marcar límites, de exigir mayores esfuerzos, de decir “lo que se debe” y no lo que el otro quiere escuchar. Si no tienen respaldo ni autonomía para desempeñar ese papel, su rol se desdibuja al punto de convertirse en otra cosa. ¿Los docentes gozan hoy de esa confianza? ¿Se les reconoce esa autoridad? Son preguntas que tal vez debamos formularnos con honestidad. ¿O nos resignaremos a vivir en una sociedad sin maestros?

Que en la Feria del Libro brille este año una historia que rescata la figura de “las señoritas” de Sarmiento, tal vez pueda ser interpretado como señal de una demanda. Por supuesto que la docencia, como todas, es una profesión viva, que no puede quedar anclada al pasado. La escuela necesita maestros y profesores del siglo XXI, no del siglo XIX. Sin embargo, hay un espíritu y una esencia del liderazgo docente que deberían trascender todas las épocas. La política subestima a los jóvenes cuando cree que quieren pasar de año sin haber aprendido nada. ¿No estarán esperando que los maestros y profesores vuelvan a cumplir su rol?Luciano Román



¿El idioma castellano nació en aguas judías?

En la actualidad, en el mundo, alrededor de 580 millones de personas hablan español o castellano. Se trata de la tercera lengua en Internet y se encuentra en franca expansión. ¿Qué influencia que tuvieron los judíos en la formación y el desarrollo de este idioma? En este artículo abordaremos este interrogante.Por Mario Eduardo Cohen *

¿Cuándo se empieza a hablar el castellano por primera vez como una lengua diferenciada del latín y reconocible como nuevo idioma? No es posible fijar un momento exacto para el nacimiento del español, pero sí están documentadas las primeras manifestaciones escritas, donde se puede advertir que la lengua del pueblo ya no era el latín vulgar. Los testimonios escritos más antiguos de la variedad romance, que más tarde se llamaría “castellano”, datan del siglo IX.

Un avance gigante en la formación del idioma lo constituyeron la mal llamada Escuela de traductores de Toledo (siglo XIII) y el impulso dado por Alfonso X, llamado el Sabio.

Decía Carlos Fuentes, en el discurso inaugural del III Congreso Internacional de la Lengua Española, en Rosario: “Somos lo que somos y hablamos lo que hablamos porque los sabios judíos de la corte de Alfonso el Sabio impusieron el castellano, lengua del pueblo, en vez del latín, lengua de la clerecía, a la redacción de la historia y las leyes de Castilla”.

Lo confirma el gran estudioso de nuestra lengua, Ángel Alcalá (en “Los judeoconversos en la cultura y sociedad españolas”): “Resulta conmovedor enterarse de que alguno de los primeros buceos de la lengua castellana tiene sabor semita; no andaría errado en demasía quien propusiera la paradoja de que el castellano fue en buena parte bautizado en aguas judías”.

En efecto, los musulmanes escribían en árabe y los cristianos en la lengua culta de la época: el latín. A los judíos les estaba prohibido, por sus costumbres, utilizar la lengua santa del hebreo para los temas cotidianos, por lo que eligieron el español en formación para comunicar sus ideas. Es así que en los inicios del castellano fueron los judíos los primeros en escribir en el nuevo idioma.

El rey Alfonso X el Sabio se ocupó de reunir en Toledo a todos los eruditos judíos que habían sobrevivido a las matanzas y persecuciones. Los más ilustres rabinos de la España Central se congregaron en 1249 y al amparo del rey Alfonso, junto con los más notables sabios del cristianismo, crearon obras y proyectos científicos.

El rey contribuyó con el desarrollo de la vasta ciencia y la infatigable laboriosidad del pueblo judío. Hizo también traducir gran parte del Talmud y los libros de la Cabalá.

En su obra España en su historia (1948), Américo Castro señala que “lo único que ahora interesa es dejar bien en claro que el castellano comenzó a servir de instrumento de alta cultura gracias a los judíos que rodeaban a Alfonso X y fomentaron sus curiosidades afinadísimas; dos siglos más tarde, la situación sigue siendo la misma, pues son los judíos y no los cristianos quienes usan la lengua vulgar para el comentario de las Escrituras, la prosa filosófica y los estudios astronómicos”.

Algunos consideraron a Yehudá Haleví como el primer autor de versos en castellano, afirmación que hoy está en discusión. Sin embargo, fue Sem Tob, un judío de Carrión de las Condes (Palencia), quien escribió el primer libro de poesía en español, en el siglo XIV. Se trata de los llamados Proverbios morales (año 1365), donde se encuentran los siguientes versos:

“Cuando se seca la rosa que ya su sazón sale,
queda el agua olorosa, rosada, que más vale”.

En un poema que tiene seis siglos y medio de antigüedad, escrito con la ortografía propia de la época, expresa que todo tiene su antítesis.

“Non ay syn noche día,
Nin segar syn sembrar,
Nin sin caliente fría,
Nin reyr sin llorar

Nin ay syn después luego,
Nin tarde syn ayna,
Nin ay fumo syn fuego,
Nin syn somas farina.

Nin ganar syn perder,
Nin syn baxar altesa:
Salvo en Dios poder
No lo hay sin flaquesa”

A Sem Tob le siguieron muchos otros poetas dentro y fuera de España. Un ejemplo de esta expansión de judíos, autores de poesía en lengua española, la da tres siglos después, un cristiano español convertido al judaísmo, Daniel Levy de Barrios (siglo XVII), cuando desde Ámsterdam describía la curiosa geografía de América:

En dos grandes Penínsulas se parte
Hasta juntarse con el Istmo raro:
la Austral se denomina Peruviana
y la del norte queda Mexicana.

Este es solo uno de los tantos poetas y escritores sefarditas que siguieron escribiendo en español, fuera de España. Un caso especial digno de mencionarse es el de los escritores judíos de Ámsterdam, que competían con los peninsulares durante el Siglo de Oro.

Entre otros poetas establecidos en la ciudad de Ámsterdam se encontraban David Cohen de Lara, Miguel de Silveira, Uriel da Costa y las poetisas Isabel de Correa,

Bienvenida Cohen Belmonte e Isabel Enríquez.

Literatura conversa en el Siglo de Oro

Otro de los capítulos interesantes se refiere al aporte a la literatura española de los sefarditas ya convertidos al catolicismo. Américo Castro refiere que las obras satíricas del siglo XV suelen atribuirse a conversos, y cita a varios de ellos: Juan de Mena, Hernando del Pulgar, Rodrigo de Cota, Antón de Montoro. Además, plantea la posibilidad de que los autores de “El Lazarillo de Tormes” (anónimo, aunque se le atribuye a diferentes escritores) y “La Celestina” (Fernando de Rojas) hayan sido conversos. Hoy esa presunción ya está totalmente confirmada.

Antón de Montoro se reconoce judío, en un verso en que polemiza con otro escritor:

Tomaldo como lo digo/ como de parte de hermano,
Siguiera por los gentíos/ de aquellos rabís muy nuestros,
por ser vos y yo judíos.

En las últimas décadas se ha encontrado el origen judío o converso de decenas de hombres clave de la literatura española de los siglos XVI y XVII. Estas investigaciones se contraponen con las realizadas hasta el siglo XIX en que, el encontrar genealogías judías, constituía un oprobio para las familias sospechadas. Hoy, por curiosidad científica (y a veces por cierto sentimiento de culpa) se están investigando los orígenes de muchos nombres de primera línea, como conversos o descendientes de tales:

Ángel Alcalá señala, en la obra mencionada, que toda la literatura de los judeoconversos se caracteriza por un “pesimismo moral” producto de la situación conflictiva del converso, y agrega:

“Algunos de los máximos intelectuales y escritores eran por lo menos parcialmente de linaje judío converso: Fernando de Rojas, Francisco Delicado, Alfonso y Juan de Valdés, Francisco de Vitoria, Bartolomé de Las Casas, Miguel Servet, Fray Luis de León, Teresa de Jesús, Juan de Ávila. Creo que de esta casta ilustre –étnica o al menos moral y mental- fueron no solo Gracián, sino el propio Góngora y Cervantes”.

Los sefarditas guardianes del castellano

Luego de la expulsión de Castilla y Aragón, en 1492, los judíos sefardíes se llevaron el idioma castellano al exilio. Con los siglos se fue diferenciando del idioma de la península, conformando lo que hoy se llama “el judeoespañol”. La emigración masiva y la shoá redujeron notoriamente el número de hablantes de esta lengua.

Una curiosidad: hacia fines del siglo XVI el idioma español se hablaba en todos los continentes conocidos en la época. En la Península Ibérica, en América y en Filipinas, por influencia de los propios españoles. En Asia y África fueron los sefardíes los que lo utilizaron y quienes desarrollaron su literatura en un idioma hispánico (el judeoespañol).

Otro capítulo importante es el papel que desempeñaron los expulsados de la Península Ibérica como creadores de las primeras imprentas, tanto en el continente africano como en el asiático; se adelantaron dos siglos a la aparición de la primera imprenta turca.

Si salteamos varios siglos y llegamos a la actualidad, observaremos que en el Estado de Israel, el idioma castellano ocupa un cuarto o quinto lugar entre las lenguas más habladas. También podríamos considerar a los escritores judíos latinoamericanos que se expresan en castellano, tema que desarrollaremos en otra oportunidad.

En conclusión, hoy no hay dudas de la estrecha relación de los judíos con el nacimiento y desarrollo del idioma castellano, en todas sus etapas.

* Presidente del Centro de Investigación y Difusión de la Cultura Sefardí (Cidicsef)

Quienes deseen ampliar el tema pueden consultar Los judíos y el idioma español, compilado por María Cherro de Azar en http://c1240204.ferozo.com/LibroLosJudiosyelIdiomaEspanol.CIDICSEF.pdf


El famoso buzo italiano Enzo Maiorca se sumergió en el mar de Siracusa y estaba hablando con su hija Rossana que estaba a bordo del barco. Listo para entrar, sintió que algo golpeaba levemente su espalda. Se volvió y vio un delfín. Entonces se dio cuenta de que el delfín no quería jugar sino expresar algo. El animal se zambulló y Enzo lo siguió. A una profundidad de unos 12 metros, atrapado en una red abandonada, había otro delfín. Enzo rápidamente le pidió a su hija que tomara los cuchillos de buceo. Pronto, los dos lograron liberar al delfín, el cual, al final del calvario, emergió, emitió un “grito casi humano” (describe Enzo). (Un delfín puede permanecer bajo el agua hasta 10 minutos, luego se ahoga). El delfín liberado fue ayudado a salir a la superficie por Enzo, Rosana y el otro delfín. Ahí fue cuando llegó la sorpresa: ¡estaba embarazada! El macho los rodeó, y luego se detuvo frente a Enzo, le tocó la mejilla (como un beso), en un gesto de gratitud y luego ambos se alejaron nadando. Enzo Maiorca terminó su discurso diciendo: “Hasta que el hombre no aprenda a respetar y hablar con el mundo animal, nunca podrá conocer su verdadero papel en la Tierra”.


“El envejecimiento no es” la juventud perdida “, sino una nueva etapa de oportunidades y de nuevos proyectos a iniciarlos con fuerza. Es una etapa diferente de la vida, y si usted pretende aferrarse a la juventud, usted va a perder, va a perder las sorpresas,amores,creatividad al igual que las posibilidades de la evolución, que estamos empezando a conocer, porque no hay modelos a seguir, no hay postes indicadores y no hay signos ” …..Betty Friedan


Un ingenioso chiste irlandés:

Llovía a cántaros.

Parado frente a un gran charco afuera del pub se encontraba un viejo irlandés, empapado, con un palo en la mano y un pedazo de soga colgando del mismo dentro del charco.

Un caballero que llegaba al pub se detuvo y lo miró.
“Que está haciendo?”, preguntó el caballero.
“Estoy pescando”, respondió el viejo irlandés.

Sintiéndose apenado por el irlandés senil, el caballero le dijo: “Salga de la lluvia y acompáñeme a tomar un trago”
En el ambiente cálido del pub, mientras bebía whisky, el caballero no pudo resistirse a preguntar:
“Y cuantos pescó hoy?” inquirió.
“Usted es el octavo” respondió el viejo irlandés.


En Brasil hay una expresión idiomática que se usa cuando nos ocurre algo grandioso, impactante. Decimos: ¡Temblé en las bases!
Entonces, cuando escucho la Marcha Triunfal de Verdi, tiemblo en las bases!!!

Aca, en Argentina, decimos “ Se me movió el piso “ o “Se me movió la estantería “.
Y concuerdo !! Esa Marcha Triunfal hace temblar la estantería !!


¿EL PRIMER CUENTO DE KAFKA? – Marco Denevi
Entre 1895 y 1901 medió la existencia de la revista literaria Der Wanderer (El viajero), que en idioma alemán se editó en Praga bajo la dirección de Otto Gauss y Andrea Brezina. El número correspondiente a diciembre de 1896 incluye (pág. 7) un cuento titulado El juez, cuyo autor oculta o deja entrever su nombre detrás de la inicial K. Por la atmósfera del cuento y por esa letra (que será más tarde el nombre de los protagonistas de El proceso y de El castillo) se me ha ocurrido la idea de que se trata del primer cuento de un Kafka de quince años.
Cuando fui citado a comparecer -como decía la cédula de notificación- en calidad de testigo, entré por primera vez en el Palacio de Justicia. Cuántas puertas, cuántos corredores! Pregunté dónde estaba el juzgado que me había enviado la citación. Me dijeron: a los fondos, siempre a los fondos. Los pasillos eran fríos y oscuros. Hombres con portafolios bajo el brazo corrían de un lugar para otro y hablaban un leguaje cifrado en el que a cada rato aparecían las palabras como in situ, a quo, ut retro. Todas las puertas eran iguales y, junto a cada puerta, había chapas de bronce cuyas inscripciones, gastadas por el tiempo, ya no podían leerse. Intenté detener a los hombres de los portafolios y pedirles que me orientaran, pero ellos me miraban coléricos, me contestaban: in situ, a quo, ut retro. Fatigado de vagabundear por aquel laberinto, abrí una puerta y entré. Me atendió un joven con chaqueta de lustrina, muy orgulloso. Soy el testigo, le dije. Me contestó: Tendrá que esperar su turno. Esperé, prudentemente, cinco o seis días. Después me aburrí y, tanto como para distraerme, comencé a ayudar al joven de chaqueta de lustrina. Al poco tiempo ya sabía distinguir los expedientes, que en un principio me habían parecido idénticos unos a otros. Los hombres de los portafolios me conocían, me saludaban cortésmente, algunos me dejaban sobrecitos con dinero. Fui progresando. Al cabo de un año pasé a desempeñarme en la trastienda de aquella habitación. Allí me senté en un escritorio y empecé a garabatear sentencias. Un día el juez me llamó. -Joven- me dijo-. Estoy tan satisfecho con usted, que he decidido nombrarlo mi secretario. Balbuceé palabras de agradecimiento, pero se me antojó que no me escuchaba. Era un hombre gordísimo, miope y tan pálido que la cara sólo se le veía en la oscuridad. Tomó la costumbre de hacerme confidencias. -Qué será de mi bella esposa? -suspiraba-. Vivirá aún? Y mis hijos? El mayor andará ya por los veinte años. Algún tiempo después este hombre melancólico murió, creo (o, simplemente, desapareció), y yo lo reemplacé. Desde entonces soy el juez. He adquirido prestigio y cultura. Todo el mundo me llama Usía. El joven de saco de lustrina, cada vez que entra a mi despacho, me hace una reverencia. Presumo que no es el mismo que me atendió el primer día, pero se le parece extraordinariamente. He engordado: la vida sedentaria. Veo poco: la luz artificial, día y noche, fatiga la vista. Pero unos disfruta de otras ventajas: que haga frío o calor, se usa siempre la misma ropa. Así se ahorra. Además, los sobres que me hacen llegar los hombres de los portafolios son más abultados que antes. Un ordenanza me trae la comida, la misma que le traía a mi antecesor: carne, verduras y una manzana. Duermo sobre un sofá. El cuarto de baño es un poco estrecho. A veces añoro mi casa, mi familia. En ciertas oportunidades (por ejemplo en Navidad) no resulta agradable permanecer dentro del Palacio. Pero, que he de hacerle? Soy el juez. Ayer, mi secretario (un joven muy meritorio) me hizo firmar una sentencia (las sentencias las redacta él) donde condeno a un testigo renitente. La condena, in absentia, incluye una multa e inhabilitación para servir de testigo de cargo o de descargo. El nombre me parece vagamente conocido. No será el mío? Pero ahora yo soy el juez y firmo las sentencias.
K.
Fuente: DENEVI, MARCO, Falsificaciones, Buenos Aires, Eudeba, 1966 (págs. 13-15)


Por qué un pájaro de los Esteros del Iberá despertó la atención de la ciencia mundial

Ayudó a entender cómo surgen nuevas especies en el mundo animal. Lo estudiaron investigadores de Estados Unidos, Brasil y Argentina. Los detalles

Valeria Román

Por Valeria Román 26 de Marzo de 2021El capuchino Iberá se alimenta de semillas que están en pastizales. Machos y hembras de la especie se eligen según el canto y la coloración específicas, y se diferencian de otra especia de capuchino que vive cerca, según descubrieron científicos de Estados Unidos, Argentina y Brasil / Sheela TurbekEl capuchino Iberá se alimenta de semillas que están en pastizales. Machos y hembras de la especie se eligen según el canto y la coloración específicas, y se diferencian de otra especia de capuchino que vive cerca, según descubrieron científicos de Estados Unidos, Argentina y Brasil / Sheela Turbek

En los Esteros del Iberá, en el Noreste de la Argentina, se pueden encontrar yacarés, carpinchos o venados de las pampas que atrapan la mirada de los turistas por su tamaño. Pero allí también vive una especie de ave, que se alimenta de semillas y puede pesar unos 8 gramos, que atrapó a científicos del mundo. Es el capuchino Iberá, una especie que fue ahora estudiada por investigadores de Argentina, Estados Unidos y Brasil, quienes hallaron pistas para comprender cómo surgen las nuevas especies en el reino animal.

El capuchino Iberá (cuyo nombre científico es Sporophila iberaensis) fue descubierto en 2016, y es autóctono de la zona de humedales de la Mesopotamia argentina. Es un “caso de estudio” muy particular para investigar cómo funciona la formación de especies sin que se establezca previamente una barrera geográfica entre poblaciones. Es pariente cercano del ave capuchino canela. Pero a pesar de que comparten territorio, los individuos de ambas especies de aves “saben” distinguirse entre sí a la hora de buscar pareja, a través del canto y del plumaje.ADVERTISING

El estudio fue liderado por la científica Sheela Turbek, del Departamento de Ecología y Biología Evolutiva, de la Universidad de Colorado, en Boulder, Estados Unidos. Se publicó en la revista Science, y demuestra que a pesar de tener genomas similares y la capacidad de formar híbridos viables, las dos especies de aves se mantienen aisladas en cuanto al apareamiento entre sí, basado en el plumaje de los machos y el canto.El pariente vecino es el Capuchino canela en el Parque Nacional Iberá de Argentina. Se lo estudió también en comparación con el comportamiento y el genoma de los Capuchino Iberá / Sheela TurbekEl pariente vecino es el Capuchino canela en el Parque Nacional Iberá de Argentina. Se lo estudió también en comparación con el comportamiento y el genoma de los Capuchino Iberá / Sheela Turbek

El hallazgo ayuda a explicar cómo surgieron las dos especies diferentes, a pesar de que son genéticamente muy similares. El trabajo demuestra “el importante papel del comportamiento en el origen de una nueva especie”, comentó a la revista Science la investigadora B. Rosemary Grant, bióloga evolutiva de la Universidad de Princeton que no participó en el nuevo estudio y conocida por los trabajos que realizó con su esposo y científico sobre la evolución de los pájaros pinzones en las Islas Galápagos.

Generalmente, las nuevas especies se forman porque algunos miembros de una población quedan aislados por un río o por montañas. Con el paso del tiempo, los dos grupos divergen genéticamente y en sus rasgos y comportamientos. Si ese aislamiento se mantiene el tiempo suficiente, los grupos no podrán producir juntos descendencia fértil.

Sin embargo, a veces esas barreras físicas no existen pero igualmente surgen dos especies, un proceso que llaman especiación paralela o “simpátrica” (que significa “unidas por el lugar de nacimiento). Es algo poco frecuente, y el estudio sobre los pájaros capuchinos en el Parque Nacional Iberá es uno de los pocos que documenta ese tipo de especiación en los vertebrados en la naturaleza.

“Nuestra investigación implicó tomas de muestras de sangre de las aves en el Parque Nacional del Iberá, y estudios genéticos y del comportamiento”, contó a Infobae el biólogo especializado en conservación de aves, Adrián Di Giácomo, investigador del Centro de Ecología Aplicada del Conicet en Corrientes y uno de los coautores. Al estudiar el ADN de las aves, encontraron una diferenciación extremadamente baja en todo el genoma, con la excepción de tres estrechas regiones localizadas en diferentes cromosomas. Estas regiones contenían 12 genes, tres de los cuales están implicados en la coloración del plumaje.

Los machos de las especies capuchino Iberá y capuchino canela se diferencian en la coloración y el canto. En cambio, las hembras de esas especies son indistinguibles por la coloración. Sin embargo, los científicos encontraron que el genotipo de cada hembra siempre coincidió con el genotipo de su pareja, a pesar de que las dos especies tienen territorios de cría cercanos, se reproducen de forma sincronizada y se alimentan juntas de los mismos pastizales.Dedicación. La investigadora estadounidense Sheela Turbek, con la becaria del Conicet Melanie Browne y una voluntaria, fueron parte del equipo que estudió a las aves capuchinos canela e Iberá, y son parte de un caso muy poco frecuente de especiación en el mismo territorio /Jorge Luis Garnica Dedicación. La investigadora estadounidense Sheela Turbek, con la becaria del Conicet Melanie Browne y una voluntaria, fueron parte del equipo que estudió a las aves capuchinos canela e Iberá, y son parte de un caso muy poco frecuente de especiación en el mismo territorio /Jorge Luis Garnica

Para hacer el estudio, los investigadores pusieron anillos en 126 pájaros de ambas especies, siguieron las actividades de los adultos y 80 de sus crías, y tomaron muestras del ADN de cada una. También construyeron modelos de machos de ambas especies y los pintaron con los colores que los caracterizan. Luego, se evaluaron las respuestas de los machos reales. A veces ponía grabaciones del canto de ambas especies mientras mostraban los modelos a los animales reales. Los machos atacaron con más fuerza a los modelos que más se parecían a ellos y que más sonaban, pues aparentemente veían a esos modelos como feroces rivales para conseguir pareja.

¿Cómo hicieron para seguir de cerca a las aves? Hubo mucho de ciencia, pero también momentos de aventura. “Acampamos en el Parque Nacional Iberá para hacer el estudio. Vivimos en medio de los Esteros del Iberá y tuvimos la oportunidad de ser testigos de momentos muy mágicos de la naturaleza”, dijo a Infobae la bióloga Turbek desde los Estados Unidos por teléfono.

¿Qué momentos vivió? “Muchos”, respondió. “El instante en que una hembra chiquita del capuchino Iberá minuciosamente recoge pedacitos de pasto y telarañas para construir su nido; los carpinchos nacen y ya tienen la capacidad de esconderse en el agua ante cualquier ruido; y el modo en que la luz dorada envuelve el pastizal después de una tormenta fuerte”, detalló Turbek.Los investigadores que publicaron el estudio en la revista Science hicieron un experimento para evaluar el comportamiento agresivo de los machos de aves capuchinos en Parque Nacional Iberá, en Corrientes. /Sheela TurbekLos investigadores que publicaron el estudio en la revista Science hicieron un experimento para evaluar el comportamiento agresivo de los machos de aves capuchinos en Parque Nacional Iberá, en Corrientes. /Sheela Turbek

Además del gran mérito de publicar su trabajo en la revista Science, que es una publicación de altos estándares de la Asociación Estadounidense para el Avance de las Ciencias, la investigadora siente que salió enriquecida con la experiencia. “La experiencia de investigar a los capuchinos ha desarrollado mi habilidad de observar el mundo natural y me ha enseñado a tomar tiempo para prestar atención a mi entorno y valorarlo un poco más. Además, compartir costumbres, intercambiar ideas científicas y colaborar con investigadores de varias instituciones de Argentina, Brasil y los Estados Unidos también ha sido una experiencia muy bonita”, comentó la científica.

El equipo de investigadores también estuvo integrado por los argentinos Leonardo Campagna, del Centro de Estudios de Poblaciones Avianas del Laboratorio Cornell de Ornitología, en EE.UU; Pablo Tubaro, investigador del Conicet en el Museo Argentino de Ciencias Naturales Bernardino Rivadavia; Cecilia Kopuchian y Melanie Browne, del Centro de Ecología Aplicada del Litoral, y Luís Fábio Silveira, del Museo de Zoología de San Pablo, en Brasil.

El estudio fue realizado con financiamiento de la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación y el Conicet de Argentina, la Fundación de Apoyo a la Investigación del Estado de San Pablo (FAPESP) en Brasil, y la Fundación Nacional de Ciencias de los Estados Unidos, entre otras instituciones.

Los biólogos Di Giácomo y Kopuchian habían sido los descubridores de la especie del capuchino Iberá hace cinco años y trabajan en el Centro de Ecología Aplicada del Litoral del Conicet en Corrientes. El año pasado, la Cámara de Senadores de Corrientes aprobó una ley que declaró al capuchino Iberá como un “Monumento Natural”.El capuchino Iberá fue descubierto por Adrián Di Giácomo y Cecilia Kopuchian, del Conicet, en 2016. Está amenazado por la reducción de su hábitat natural: los pastizales / Adrián Di Giácomo (Conicet)El capuchino Iberá fue descubierto por Adrián Di Giácomo y Cecilia Kopuchian, del Conicet, en 2016. Está amenazado por la reducción de su hábitat natural: los pastizales / Adrián Di Giácomo (Conicet)

A pesar de que hace poco se la conoce, también se sabe que el capuchino Iberá está amenazado como especie. Porque solo come semillas de los pastizales nativos, que se han reducido durante el último siglo por diferentes actividades humanas. La historia de su separación de otras especies puede ser también un atractivo para turistas amigables con el ambiente, ya que es un caso muy poco frecuente en el mundo.

La población mayor de capuchinos Iberá se encuentra hoy dentro del Parque Nacional Iberá, ubicado en la provincia de Corrientes, que posee una superficie de 183.500 hectáreas pertenecientes. Las tierras fueron cedidas por Conservation Land Trust y Fundación Flora y Fauna a través de un proceso gradual de donación a Parques Nacionales que comenzó en noviembre de 2016. En enero pasado, fueron reintroducidos allí dos cachorros de yaguaretés.

“Nuestro estudio ayuda también a confirmar que el capuchino Iberá es efectivamente una especie, con distribución pequeña y poblaciones chicas”, explicó a Infobae el investigador Leonardo Campagna. “La situación vulnerable de la especie implica que tiene que ser una prioridad para la conservación. Ayuda mucho que habite en un área natural que ya ha sido declarada Parque Nacional”.


Cercas, Javier, batalla contra la prostituición de las palabras.

https://www.lanacion.com.ar/ideas/entrevista-exclusiva-a-javier-cercas-el-escritor-que-da-batalla-contra-la-prostitucion-de-las-nid14052022/


Mc Namara, Raul

CONCURSO INTERNACIONAL. Acaban de darse los resultados del Concurso Internacional :Tema EL AMOR. Pues bien, los Alemanes se han presentado con 14 tomos titulados “Breve Tratado sobre el Amor”; los Franceses con un Dos Tomos,titulados: “L,Amour toujour l,amour!; los Ingleses con un Tomo en tapa dura, titulado: ” Mil maneras practicas de Amar”,Los Americanos con un folleto ilustrativo,titulado: “El Amor: Hágalo Ud. mismo”, y los argentinos con dos sobres: uno es una Carta de Recomendación, el otro , un pedido de prórroga!…





Arte.-Abril/2008. Mc Namara

El desencantamiento del mundo.
Fue Max Weber quien habló por vez primera del “desencantamiento del mundo”, luego de pasar examen a los procesos de racionalización creciente de las sociedades occidentales. Tanta positivización acabó por erradicar la magia y la religión- Lo que parecía un avance se trocó en universo descafeinado, sin color, ni fuerza, sin imaginación- Cada nuevo descubrimiento científico, aleja la fantasía implicada. La adultez pareciera consistir en apagar la imaginación, esa caldera hirviente de misterios y presagios, para convertir al adulto en autómata regido por instrucciones rigurosas y carcelarias. Sí desapareció la Magia. Pero apareció el Terror!
Ya no más héroes mitológicos sólo transfiguraciones de segunda clase, diosecitos a medida en un mercado de outlet. No más dragones, apenas héroes de telenovela, cantantes pop, cajitas feliz de Mc Donald…


Gamoneda, Antonio

Tout est lumière et tout est ombre : le faux est aussi véridique ; la mort, immortalité. Tout est lumière et tout est ombre, lointaine proximité. La lumière habite l’ombre. Il y a de la lumière dans la froideur attenante à l’éternité
vide.
Todo es luz y todo es sombra; lo cierto es también lo incierto; la muerte, inmortalidad. Todo es luz y todo es sombra, lejana proximidad. La luz habita la sombra. Hay luz en los aledaños fríos de la eternidad
vacía.


Mistoria, Simplemente BORGES.

https://fb.watch/d0MJ_G9722/


Schmidt, Silvia. Pensadora y Parlamentaria Alemana.

Y TUVE QUE ACEPTAR…

Que No sé Nada
Del Tiempo…
Que es un misterio
Para Mí
Y que No comprendo
La Eternidad

Yo tuve que aceptar,
Que mi cuerpo
No sería inmortal
Que él envejecería
Y un día se acabaría.

Que estamos hechos
de, Recuerdos y olvidos;
Deseos, Memorias,
Residuos, ruidos,
Susurros, silencios,
Días y noches,
Pequeñas historias
Y sutiles detalles.

Tuve que aceptar que,
Todo es pasajero
Transitorio.

Y tuve que aceptar,
Que vine al Mundo
Para hacer algo por él,
Para tratar de dar
Lo Mejor de Mí
Para dejar
Rastros Positivos
De mis pasos
Antes de partir.

Yo tuve que aceptar,
Que Mis Padres
No durarían Siempre
Y que Mis Hijos
Poco a poco.
Escogerían su camino y
Seguirían ese camino
Sin Mí.

y tuve que aceptar,
Que Ellos
No eran míos,
Como suponía, y que
La Libertad de ir y venir
Es también
Un Derecho Suyo.

Yo tuve que aceptar,
Que Todos mis bienes
Me fueron
Confiados en préstamo,
Que No me pertenecían
Y que eran tan fugaces
Como fugaz era
Mi Propia Existencia
En la Tierra.

Y tuve que aceptar que,
Los bienes quedarían
Para uso de
Otras personas
Cuando Yo,
Ya No esté por aquí.

Yo tuve que aceptar,
Que barrer mi acera
Todos los días
No me daba garantía
De que era
Propiedad mía
Y que barrerla
Con tanta Constancia
Sólo era una
Fútil ilusión
De poseerla.

Yo tuve que aceptar,
Que lo que llamaba
“Mi casa” era sólo
Un techo temporal
Que un día más,
Un día menos
Sería el abrigo terrenal
De otra Familia.

y tuve que aceptar que,
Mi apego a las cosas,
Sólo haría más penosa
Mi despedida
Y mi partida.

Yo tuve que aceptar,
Que los animales
Que quiero y
Los árboles que planté,
Mis flores y mis aves
Eran mortales.

Ellos, No me pertenecían
Fue difícil pero
Tuve que Aceptarlo.

Yo tuve que aceptar,
Mis fragilidades,
Mis limitaciones y
Mi condición
De ser mortal,
De ser efímero.

Yo tuve que aceptar
Que la Vida
Continuaría sin Mí
Y que
Al cabo de un Tiempo
Me olvidarían.

Humildemente confieso, Que tuve que librar
Muchas batallas
Para aceptarlo.

y tuve que aceptar que,
No sé Nada del Tiempo
Que es
Un misterio para Mí.

Que No comprendo,
La Eternidad y que
Nada sabemos
Sobre Ella

Tantas Palabras escritas
Tanta necesidad de
Explicar,
Entender y
Comprender este
Mundo y la Vida
Que en él Vivimos!

Pero Me rendí y
Acepté lo que tenía
Que aceptar
Y así dejé de sufrir.

Deseché, Mi orgullo y
Mi prepotencia
Y admití que
La Naturaleza
Trata a Todos
De la misma manera,
Sin favoritismos.

Yo tuve que, Desarmarme
Y abrir mis brazos
Para reconocer
La Vida como es.

Reconocer que Todo es transitorio Y que funciona
Mientras estemos
Aquí en la Tierra.

     ¡Eso me hizo 
     Reflexionar
     Y Aceptar,
     Y así alcanzar
     La Paz tan soñada!

Que esta
REFLEXIÓN LLEGUE A
LO MÁS PROFUNDO
DE TU CORAZÓN,
Y QUE SE TRANSFORME
EN CARIDAD Y
FRATERNIDAD
QUE TE LLENE DE AMOR
Y SEAS UN SER CON LUZ
PROPIA PERO SIN
OLVIDAR A TUS
SERES QUERIDOS.

 UN GRAN ABRAZO
DESDE MI CORAZÓN
        AL TUYO.

 “La Vida es un Regalo
    Que se Te da “ 🌷

Ibn Sina 980-1037. Persa, considerado Padre de la Medicina.

“La imaginación es la mitad de la enfermedad; la tranquilidad es la mitad del remedio; y la paciencia el comienzo de la cura”.


Pessoa, Fernando. Poeta portugues.

“Mis amigos son todos así: Mitad locura, otra mitad santidad. No los escojo por la piel sino por la pupila, que ha de tener un brillo cuestionador y una tonalidad inquietante.

Escojo a mis amigos por la cara lavada y el alma expuesta. No quiero sólo el hombro o el regazo, quiero también su mayor alegría.
El amigo que no sabe reír conmigo, no sabe sufrir conmigo.

Mis amigos son todos así: Mitad bromas, mitad seriedad. No quiero risas previsibles, ni llantos piadosos. Quiero amigos serios de esos que hacen de la realidad su fuente de aprendizaje, pero que luchan para que la fantasía no desaparezca.

No quiero amigos adultos ni comunes. Los quiero mitad infancia y mitad vejez. Niños para que no se olviden del valor del viento en el rostro, y ancianos para que nunca tengan prisa.

Tengo amigos para saber mejor quién soy yo, pues viéndolos locos, bromistas y serios, niños y ancianos nunca me olvidaré de que la normalidad es una ilusión estéril.


PUEDO ACARICIARTE DIJO EL”

E.E. Cummings

Puedo acariciarte dijo él
gritaré dijo ella
sólo una vez dijo él
es divertido dijo ella

puedo tocarte dijo él
cuánto dijo ella
mucho dijo él
por qué no dijo ella

vámonos dijo él
no demasiado lejos dijo ella
qué es demasiado lejos dijo él
donde tu estás dijo ella

puedo quedarme dijo él
cómo dijo ella
así dijo él
si me das un beso dijo ella

puedo moverme dijo él
me quieres dijo ella
si lo estás deseando dijo él
pero me estás matando dijo ella

pero la vida es así dijo él
pero y tu mujer dijo ella
ahora dijo él
oh dijo ella

estupendo dijo él
no te detengas dijo ella
oh no dijo él
más despacio dijo ella

¿te corres? dijo él
ummm dijo ella
¡eres divina! dijo él
eres Mío dijo ella


EL MAR. Pablo Neruda.

NECESITO del mar porque me enseña:
no sé si aprendo música o conciencia:
no sé si es ola sola o ser profundo
o sólo ronca voz o deslumbrante
suposición de peces y navios.
El hecho es que hasta cuando estoy dormido
de algún modo magnético circulo
en la universidad del oleaje.
No son sólo las conchas trituradas
como si algún planeta tembloroso
participara paulatina muerte,
no, del fragmento reconstruyo el día,
de una racha de sal la estalactita
y de una cucharada el dios inmenso.

Lo que antes me enseñó lo guardo! Es aire,
incesante viento, agua y arena.

Parece poco para el hombre joven
que aquí llegó a vivir con sus incendios,
y sin embargo el pulso que subía
y bajaba a su abismo,
el frío del azul que crepitaba,
el desmoronamiento de la estrella,
el tierno desplegarse de la ola
despilfarrando nieve con la espuma,
el poder quieto, allí, determinado
como un trono de piedra en lo profundo,
substituyó el recinto en que crecían
tristeza terca, amontonando olvido,
y cambió bruscamente mi existencia:
di mi adhesión al puro movimiento.



La reivindicación de Daneri. Por Alberto Zelaya

03.11.2014 13:41 |  Noticias DiaxDia  | Hace unos años el pleito entre los escritores argentinos Ricardo Piglia y Gustavo Nielsen, se convirtió en el tema obligado de los cenáculos literarios porteños. El motivo del conflicto fue la falta de trasparencia en el concurso de novela convocado por la Editorial Planeta en 1997, en el cual resultó ganador Piglia. El proceso judicial concluyó con un fallo de la Corte Suprema de Justicia, que obligó a éste y a Editorial Planeta pagar a Nielsen una indemnización de diez mil pesos por haber amañado el concurso. Ricardo Piglia, a quien se lo cree un partícipe involuntario del episodio, en lugar de pedir las excusas del caso, denostó a Nielsen comparándolo con Carlos Argentino Daneri, ese poeta engolado y ampuloso que le franquea a Borges el acceso al aleph. Después de la publicación de este cuento en 1949, el nombre de Daneri quedó grabado en el imaginario argentino como el paradigma de un mal escritor. Sin embargo, hubo alguien que lo reivindicó con razones muy valederas. Trataré de contar la historia tal como la recuerdo hoy, treinta años después.

En junio de 1977, la Editorial Universitaria de Buenos Aires, más conocida por su sigla Eudeba, decidió acompañar la realización de la Copa Mundial de Fútbol de 1978 con un lanzamiento estruendoso. Se trataba de una edición especial de ensayos críticos sobre “El Aleph” por ser éste, según el comité, el relato más original y universal de la literatura borgesiana y, por consiguiente, de la narrativa argentina. Aunque en un principio el criterio me pareció bastante mezquino y arbitrario, poco después de escuchar los argumentos del Capitán de Navío Aurelio Iriarte (oficial que apadrinó mi ingreso a la casa editorial) presté mi consentimiento, no sin antes consignar respetuosamente y en privado mi discrepancia.

Le debía al Capitán Iriarte una cierta lealtad. Era amigo de mi padre y cuando le ofrecieron hacerse cargo del comité editorial de Eudeba, me invitó a colaborar con él. No me hacía demasiadas ilusiones sobre mis posibilidades de ejercer una influencia decisiva, pero mi objetivo personal era tratar de evitar, desde mi muy humilde puesto burocrático, que ocurriera lo peor: la desaparición lisa y llana de Eudeba. Muchos compañeros de facultad me cuestionaron, algunos hasta me quitaron el saludo, pero admiraba esa editorial que llevó el libro a todos los rincones de Argentina, trataría de hacer lo posible para que se conservara a pesar de todo. Así pensaba yo en aquel entonces.

Pero volvamos a la antología de ensayos sobre El Aleph.
El proyecto sería a lo grande. No se escatimarían recursos. El diagrama y la realización de la cubierta les serían confiados al reconocido fotógrafo y artista plástico Aldo Sessa. Estela Canto nos facilitaría el manuscrito de El Aleph para incluir una versión facsimilar. Las ilustraciones correrían a cargo de Raúl Soldi, Antonio Berni y, por supuesto, Norah Borges. El mismo Borges se había comprometido con el prólogo. Esa colección de ensayos debía ser y fue rutilante. Recuerdo algunos nombres, aunque no los títulos: Roger Callois, Emir Rodríguez Monegal, Italo Calvino, Umberto Eco, Alicia Rodríguez Jurado, Roy Bartholomew, María Esther Vázquez y el ineludible Adolfo Bioy Casares. Floyd Merrel nos hizo llegar un anticipo y resumen de lo que luego sería su magnífico libro “Unthinking Thinking”.

El Capitán Iriarte sugirió que habría que convocar un concurso literario para incluir el trabajo de un novel ensayista argentino.

—El objetivo estratégico del campeonato mundial de fútbol —nos explicó mientras encendía un cigarrillo tras otro— es proyectar una imagen auténtica y real de nuestro país para hacer frente a la confabulación marxista internacional. Los argentinos —afirmó sin dar lugar a ningún tipo de discusión— somos derechos y humanos. Lo vamos a probar ante el mundo con la publicación de esta edición limitada que entregaremos a nuestros más ilustres huéspedes: jefes de Estado, ministros, parlamentarios, diplomáticos, periodistas e intelectuales de todo el orbe.
Para Iriarte la publicación de un ensayo de un joven pensador argentino demostraría a las claras y de una vez por todas que en nuestro país existía una absoluta libertad de expresión.
Estábamos a fines de 1977 y me encomendaron la coordinación operativa del proyecto. Esto significaba que tendría que lidiar a la vez con autores rezagados, correctores obsesivos y traductores incompetentes. A pesar de estos avatares, el libro (que iba creciendo despacio para mi ansiedad) cumplía sin ningún sobresalto el más conservador cronograma trazado por el comité.
El 15 de noviembre venció el plazo para la entrega de los trabajos. Casi trescientas personas nos hicieron llegar sus colaboraciones, esperando cada una de ellas ser la ganadora del premio. Hoy se habla de transparencia, en aquel entonces le decíamos honestidad intelectual, y mi propósito era que todos, absolutamente todos los concursantes tuvieran iguales oportunidades.
Después de la revisión preliminar, mis colaboradores elevaban a mi consideración un informe sobre cada trabajo que debía responder a un extenso cuestionario y contener una evaluación debidamente sustentadas. Desde luego, un selecto grupo de oficiales de las fuerzas armadas analizaría los ensayos presentados para hacer una ponderación ideológica antes de entregar los cinco finalistas al jurado; no queríamos tener ningún disgusto. Esta era la parte ingrata de la tarea ya que, como de costumbre, más de un candidato intentó apartarse de las normas que en aquel entonces aconsejaba el buen sentido. Casi todos ellos fueron localizados y luego interrogados por las fuerzas del orden, a causa de alguna idea errada o confusa en el campo social o el político. Pero la libertad de expresión en otras áreas como la estilística y lingüística fue celosamente resguardada.
En un país en el que hay que acudir al juego de las influencias para hacer valer hasta las más legítimas aspiraciones, no fue extraño recibir llamadas telefónicas de personajes que abogaban en favor de muchos de los postulantes. La regla que había impartido el comité en pleno era absolutamente clara “nada de recomendados”. Elisa, mi secretaria, estaba al corriente de esta directiva y sorteaba con enorme habilidad esas intrusiones. “No, Brigadier Adamoli, no lo podemos recibir porque las decisiones las toma reservadamente el jurado… No, Monseñor, no sé quiénes son los integrantes del jurado… Discúlpeme, señor Ministro, pero en estas dos semanas no será posible porque el doctor —así me llamaba casi siempre Elisa— ha viajado a Italia para recoger los manuscritos de Italo Calvino y Umberto Eco.” Mentiras piadosas que trataban de preservar la absoluta neutralidad del proceso.

Una mañana, mientras estaba en la casi imposible tarea de encontrar un traductor decente para el ensayo de Merrell, Elisa recibió una llamada inquietante del General Prosperi. Todos conocíamos muy bien al gallo Prosperi; sus arengas abundaban en metáforas incendiarias y devastadoras admoniciones; sus inexorables amenazas de erradicación y exterminio horrorizaban aún a sus propios camaradas de armas. El gallo era un duro que no había titubeado en denunciar y apresar (algunos dicen ‘ajusticiar’) a su propio sobrino, al hijo único de su hermano. Esta vez Elisa no se atrevió a mentir pero, como yo había salido para la entrevista con un eventual traductor, le dijo que llamara a eso de las seis de la tarde, de esa manera me dio un tiempo para prepararme.
Cuando llegué a mi despacho y Elisa me puso al corriente del llamado de Prosperi, subí de inmediato a la oficina del Capitán Iriarte. Ambos sabíamos quién era y de lo que era capaz el general. Con gran sabiduría Iriarte me aconsejó que atendiera a Prosperi quien seguramente estaría remando por su mujer que –según se comentaba– tenía veleidades literarias. Al despedirme me dijo:
—Pibe, los principios están bien; pero los soles dorados son soles dorados. No hagás de una boludez una razón de Estado.

Prosperi se mostró correcto, quizás porque sabía de antemano que sería obedecido. Fijé la entrevista para el martes siguiente a las cinco de la tarde, eso me daría un respiro para leer el ensayo. Luego por displicencia, ni siquiera me tomé la molestia de hojear el manuscrito durante el fin de semana.
La Señora de Prosperi llegó media hora más temprano a la entrevista. Mi secretaria le dijo que yo estaba en reunión, le ofreció un café y después Elisa entró a mi oficina para dejarme la consabida bandejita de plata y el manuscrito. Muy contadas veces, una tarjeta de visita llega a ser la presentación cabal de quien la esgrime. Cuando leí la de Berta Apold de Prosperi, Iridióloga diplomada, me dije je connais bien le personnage.

Apold para la generación de nuestros padres era todo un apellido. Fue Subsecretario de Prensa y Difusión durante la primera presidencia y gran parte del segundo mandato de Perón. Dirigía una brigada de más de mil funcionarios encargados de manipular la prensa, la radio, el cine y la incipiente televisión argentinos. Antes de caer en desgracia, gozaba de un poder casi omnímodo que padecieron hasta leales peronistas, simplemente porque no se plegaron a sus deseos, entre ellos Hugo del Carril y Fanny Navarro. Haría esperar a la señora de Prosperi. Me tomé un té mientras comencé a imaginar a la tal Berta.

¿Cómo sería? ¿Gorda? ¿Vieja? ¿Pretenciosa?, tal vez. ¿Arrogante?, seguramente. En el ejército se dice que si un oficial es coronel su mujer es general. Berta sería una versión sin domesticar de una señora gorda. Una fierecilla indomable. Me felicité por no haber leído el mamotreto de casi –sí, a ver– setenta y cinco páginas a un espacio. ¡Qué horror! Ni siquiera tenía idea de cómo se presentaba un papel. Ningún poder de síntesis. Los párrafos serían monótonos, confusos e intrincados. Sí, definitivamente pesados. Estarían plagados de lugares comunes y de metáforas insostenibles. Emplearía los tecnicismos de moda: narratología, lexemas, intertextualidad. Citaría a destiempo y sin haberlos comprendido a Todorov, Barthes y Baudrillard. Me dije: ¡Pobre Borges, no tiene derecho!
Cinco minutos antes de las cinco, llamé por el intercomunicador a Elisa pidiéndole que hiciera pasar a la señora de Prosperi. Pero yo estaba decidido a no convertirme en otro Pavel Vassilievich, aquel dócil personaje de Chejov que por amabilidad accede a escuchar a una dramaturga aficionada y luego exasperado termina matándola. No, yo sería tajante, inexorable y en segundos me despediría de la vieja dama. A pesar de las advertencias del Capitán Iriarte yo no me resignaría a que –por las razones por todos conocidas– esa gorda vieja, pretenciosa y arrogante ocupara un lugar al lado de las grandes celebridades. Lo impediría a pesar del gallo Prosperi, aunque en ello se me fuera la vida. Uno tiene sus principios, ¡qué carajo!

Al abrirse la puerta vi aparecer la cabellera ondulante de un rojizo caoba. Vi sus ojos azules casi tan transparentes como nuestro cielo en abril. Vi sus manos de dedos finos y vi sus uñas impecables y nacaradas. Vi la sonrisa calma y seductora, vi el arrebato de su mirada. Vi sus medias negras y su estrecha minifalda. Vi sus muslos todavía jóvenes y tensos, vi sus senos generosos, vi el arco de sus cejas. Vi sus labios sensuales que de manera imperceptible temblaban. Vi lo femenino y lo viviente, Vi lo bello y lo tierno. La vi avanzar hacia mí como en una lenta danza. Y era ella y era yo. Trastabillé y todo lo que pensaba negarle a la señora de Prosperi sabía que no podría rehusárselo a Berta. Tendí mi brazo hacia el sillón invitándola a sentarse y me embobé escuchándola.

—Estoy aquí porque conocí el aleph, el verdadero aleph —añadió confiada— el del sótano de la Calle Garay, el que Borges nunca vio. Ese hombre es un farsante. Si quieren hacerle un homenaje yo no me opongo. Pero también tendrán que publicar eso —dijo señalando a la carpeta que contenía su manuscrito— ¿Lo leyó? —preguntó con sorna.

Algunas semanas después alguien me revelaría que el gallo Prosperi no era más que un pollo mojado hasta que conoció a Berta. Sí, era una mujer de temple. Y allí estaba yo, como perro en cancha de bochas sin saber qué contestar. Pero, Berta tenía el don de leer a la gente con una sola mirada; en lugar de recriminarme simuló que mi respuesta había sido positiva.
—¡Qué boba que soy! Si usted no lo hubiese leído yo no estaría aquí.
Con una leve inclinación le agradecí su discreción. Berta con extremada gentileza fue respondiendo a mis preguntas, las omitiré por considerarlas obvias:

—Conocí a Carlos Argentino Daneri en 1940. Dirigía un taller literario. Yo era joven, muy joven. Mi familia no se podía permitir el lujo de una educación que fuera más allá de un título de maestra. Estaba bien. Lo aceptaba porque mis viejos me dieron todo lo que estaba a su alcance, pero quería hacer algo más. Una de mis compañeras en la Escuela número 34, Celia Pagani, que era una muy buena poeta simbolista, me habló de Carlos Argentino. Una tarde fui a probar suerte y me quedé fascinada con el grupo.

—No, Borges no estaba en aquel entonces. Apareció un poco más tarde me parece que de la mano de Estela Canto o de María Eugenia Cozzi, la pintora.

—Sí, lo recuerdo muy bien a pesar del tiempo —contestó Berta sin hesitar— Era un hombre desteñido de anteojos gruesos y tartamudo, quizás un poco chapado a la antigua y vestido con unos trajes lustrosos y tan grandes que se veían como prestados. Me pareció un pajarón, tenía más de cuarenta años y vivía con la mamá. Trabajaba como auxiliar en una biblioteca municipal de mala muerte. Eso sí, era como las papas, solo valía lo que estaba enterrado. Aunque, claro está, sus antepasados gloriosos eran próceres menores. Para rastrear sus hazañas había que ser un experto en historia militar argentina.

—Borges reiteró hasta el hartazgo —se detuvo en detallar Berta— que sus precursores literarios fueron Macedonio Fernández y Evaristo Carriego. Basta con hojear el “Museo de la novela de la eterna” o “Misas herejes” para darse cuenta de qué nivel de creación se está hablando. Borges no pasaba en aquel momento de ser un poeta menor; por eso la Municipalidad de Buenos Aires con toda justicia ignoró a Borges en 1942. Pero, el señorito hizo un mundo por eso.

—Siempre Borges rechazó a nuestro grupo —recordó con un dejo de amargura— Éramos muchachos y muchachas de barrio que queríamos superarnos. Borges nos zahería sin piedad, por ejemplo, a Guido Monaldo un día le preguntó qué marca de caspa usaba. A otra piba que trabajaba en una matricería le sugirió que usara un esmalte más oscuro para que sus uñas no se vieran tan sucias. Si aquel hombre se atrevió a decir que Federico García Lorca era un andaluz profesional, imagínese qué límite podía tener con nosotros. Pero, Carlos Argentino Daneri, que nunca vio el mal en nadie, leía con atención sus escritos, los corregía, le sugería lecturas. Lo alentaba a incursionar en una narrativa de mayor envergadura. Pero, él se negaba. Ni siquiera leyó el Ulises de Joyce con nosotros, solo dos o tres capítulos como él mismo lo reconoce. Es un hedonista y un perezoso. Nunca pudo ni podrá escribir su imaginaria novela. En cambio, con la sabia guía de Daneri, sus poemas, ensayos y cuentos mejoraron.

—Yo soy una Apold —y añadió con mal disimulado orgullo— sobrina de Raúl Alejandro. Sé cómo se edifican los mitos y también cómo se destruyen. Mi tío fue el que hizo a Perón y a Eva, machacando, insistiendo, haciéndolos salir siempre en las noticias. Les redactaba discursos simples, sencillos y efectivos. Él fue el que hizo de Eva la Jefa Espiritual de la Nación. Él hizo imprimir por miles “La razón de mi vida.” De una pobre chica nacida en un pueblo polvoriento y olvidado hizo una reina que cautivó a Europa; para después convertirla en una mujer severa e implacable, vestida con un sencillo traje sastre, coronada por un austero rodete: la abanderada de los humildes. Fue Apold el que hizo que su foto estuviera en cada hogar argentino. Y el que mostró a los pobres radiantes de felicidad y satisfechos porque Perón cumplía y Evita dignificaba. Los contreras y los comunistas dijeron que Apold era el Goebbels argentino. Pero, mi tío lo superó. El mito de la pareja de dioses benefactores protegiendo al país aún perdura en Argentina. Hay personas que le siguen rezando a Evita, la intercesora ante Perón. Hitler desapareció después que se incineró en su búnker, pero la mujer rubia, esa hada buena permanecerá por siglos en nuestro país. No lo dude.

—Borges era antiperonista por envidia. Él quería ser dios en un Olimpo que ya estaba ocupado por esos dos dioses tutelares. Se resignó a recrear el mito del bardo ciego. Para lograrlo hizo lo mismo que Evita. Consiguió que Roger Callois lo reconociera. Borges vaut bien le voyage ¿recuerda? En una sociedad cholula como la de Buenos Aires esto fue suficiente para contar con un nuevo Homero del subdesarrollo, el execrable Borges. En mi ensayo demuestro que toda la obra de Borges es un plagio de Carlos Argentino Daneri. Quiero que mi testimonio sobre El Aleph se publique junto con los otros. Quiero que haya una voz disidente. Lo necesito. Es algo que le debo a la memoria de Carlos.
—No le robo más su tiempo, doctor. Usted tiene mi tarjeta llámeme cuando quiera.

Tan pronto salió Berta de mi despacho, como bien habrás imaginado, querido lector, me precipité sobre el manuscrito. No podía apartar mis ojos de cada uno de esos renglones. La escritura era fluída, cristalina y Berta iba contando la verdadera historia de El Aleph. Lo hacía con gracia, con elegancia y con una devoción casi enfermiza por Carlos Argentino Daneri. Allí estaba él tal como había sido. Para Berta el gesto natural de Carlos era su carcajada y su humor se filtraba a través de las citas textuales a pie de página. Bastaba con leer a Berta para saber lo buen maestro que había sido Daneri (mucho de él también se reflejaba en Borges, aunque Berta enfáticamente lo hubiera negado). A medida que leía, Daneri estaba conmigo mateando debajo de una parra o pensativo tomando un bichier di bon vin en su comedor diario, sentado al piano interpretando Albinoni, Vivaldi o Scarlatti o duchándose mientras cantaba una canzonetta napolitana. En ningún momento Borges deja traslucir el fervor de Daneri por la música. Ese grácil poeta nunca escribía un solo verso si no estaba acompañado por las Variaciones Goldberg o por el Concierto número dos de Rachmaninov, que eran sus obras favoritas.
Si de mí dependiera, transcribiría aquí en su totalidad el texto de Berta. Lamentablemente tuve que devolverlo. Pero aún recuerdo la breve narración de Daneri “El hombre que recordaba demasiado”, que transcurre en Paliputra en el siglo II A.c., es una prefiguración casi textual (por decirlo de un modo elegante) de “Funes el Memorioso.” La “Antífona de un atardecer” refleja la desazón de Daneri ante su sordera progresiva. Los versos danerianos: “de ese Dios que en su magnifica ironía me dio la música y el silencio…” guardan una llamativa similitud con los más famosos del “Poema de los dones.” Por último el estruendoso y vívido Aleph que describe Daneri, con once dimensiones divergentes, en el que no sólo podemos palpar, oler y gustar nuestro universo sino todos los infinitos universos paralelos, no tiene nada que ver con la raquítica descripción tridimensional del de Borges. Para mí esta era la prueba concluyente de que Borges nunca conoció el aleph de la calle Garay. Seguí leyendo y releyendo las setenta y cinco páginas del manuscrito. Me llamó la atención, sin embargo, que en el texto no se mencionara a Beatriz Viterbo.

A primera hora de la mañana siguiente, tuve una reunión a puertas cerradas con el Capitán Iriarte. Le informé sobre la entrevista con la señora de Prosperi y le resumí los principales puntos del ensayo que había presentado. Iriarte, que no tenía un pelo de tonto, presagió que estábamos ante el fin de nuestro proyecto. Cauto como era, quiso verificar los hechos. Se nos ocurrió que, manteniendo la reserva del caso, lo más apropiado sería tomar contacto con las personas más allegadas a Borges.
La primera en llegar fue María Esther Vázquez que pidió pasar a una salita para leer con calma el manuscrito. Al salir nos gritó indignada “Esta es una sarta de patrañas. ¡Hacerle algo así al pobre Borges, no tienen derecho!” Dos horas más tarde se presentó Adolfo Bioy Casares. Tan pronto le comentamos la situación se limitó a decir. “Me imaginé que este día iba a llegar. No sé por qué Georgie se enredó con esa pelirroja.” Se quedó un rato pensativo y sugirió “No, no le podemos hacer algo así al pobre Borges, no tenemos derecho. Sería mejor desistir del proyecto. Yo le explicaré.”
Pensé que Iriarte convocaría a una reunión del comité en pleno, pero no lo hizo. Me indicó que tomara nota. “Llamá a la viuda de Castagnino y decile que vamos a hacer una reedición de lujo del Martín Fierro con las ilustraciones de su marido. No se va a negar. A los demás del comité anunciales que por razones presupuestarias tenemos que cambiar los planes. No les des más explicaciones. Devolvele el manuscrito a la mina esa y que haga lo que quiera con él, pero advertile que Eudeba nunca se lo va a publicar. Ya mismo estás mandando las cartas a los colaboradores pidiéndoles excusas” Se sonrío y me dijo:
—Ves qué gaucho es Martín Fierro, siempre nos termina salvando.


La voz del Feminismo

19.02.2020 12:45 |  Romero Javier |  Fémina es un término que proviene del latín significando “mujer”, con raíces en el indoeuropeo para expresar “el que alimenta”, “el que da de mamar” y éste a su vez del sánscrito “mamar”, “chupar”, “tomar leche de la madre”. Desde este punto de partida milenario, en la que el vocablo denominaba a una función social inherente a la mujer de la que dependía la supervivencia de la especie, como la de cualquier mamífero, obligatoria, en la actualidad nos encontramos con una resignificación que se empodera en un grito de libertad: feminismo. En este punto nos encontramos con Beatriz Vanella.

Feminista en continua construcción, me declaro abolicionista del sistema prostituyente, y militante por el Ni Una Menos” se define. Menudas tareas que naturalizan valores agregados a sus otras funciones arraigadas en el ser mujer, como a toda madre, a toda hija, a toda trabajadora y, como si esto fuera poco, a toda poeta cargada de empatía en una sociedad machista que se debate entre la solidaridad y el sometimiento de los más vulnerables. Entre estos, toma las armas por su parte: por las mujeres.

Nacida en épocas del “flower power” un 22 de julio en el Partido de La Matanza, desde que tiene memoria se reconoce como “imaginadora de historias”, historias que siempre supo que debía escribir. Con este impulso decidió recorrer los distintos vericuetos culturales: forma parte hace seis años del Taller Literario Experiencia Letras; integra y conduce junto a Patricia Verón el programa de radio “Vayámonos por las Ramas”, hecho por mujeres para todo el universo y es colaboradora  de  “Puesta en escena”, revista virtual dirigida por Teresa Gatto.

Abocándonos a su escritura, Beatriz Vanella abre todo un abanico de la sensibilidad femenina en un proceso de deconstrucción. Amante del arte en todas sus expresiones se libera con una voz poética en rebelión constante en contra del status quo machista. Cuestiona a ese mundo, increpa a una realidad ilusoria naturalizada como normal; no se ilusiona, al contrario: es consciente de que los sentimientos tal como están establecidos son convenciones: nos dicen cómo debemos ser felices, cómo es el amor correcto, cómo debemos soñar y “que este sueño sí es la vida”, como decía Pedro Calderón de la Barca: “que toda la vida es sueño, / y los sueños, sueño son”. Hasta se atreve a juzgar la idea establecida de Paraíso e, incluso, la de “nunca más” (Ilusión natural). Es crítica con el orden establecido, con las clasificaciones impuestas, con el consumismo que considera al ser humano como cliente y mercancía visibilizando el tópico de Plauto “Homo homini lupus” (el hombre es el lobo del hombre).

Su yo poético la define “idealista, romántica, enamorada”; conmueve cuando abandona las apariencias por una austeridad desprendida de lo efímero en favor de sus seres amados, a los que sostiene. En ese estoicismo se mantiene sólida y contenedora, alimentando las ilusiones de los suyos para seguir adelante, a perseguir un horizonte superador. Amasa y cocina para ellos alimentos, saludables por el amor brindado en la preparación, en donde siempre está la  miel como símbolo de dulzura. Entre los ingredientes que utiliza están su energía, su alegría, su amor, su pasión, su garra, aunque también les da el toque amargo e inevitable de sus lágrimas por amores perdidos, por errores, por culpas, por lástima, pero como lecciones de vida. De esta forma el tiempo la volvió selectiva de sus comensales y, aunque lo sigue haciendo con amor, ya le pesa y está espectante de que alguien la reemplace en su función (Amor / El pan de cada día). El paso del tiempo la impulsa a elegir el peso de la existencia, elegir qué carga soportar y cual desechar. Elegir “y no morir en el intento”, aunque para eso requiera el sacrificio de ser otra (Elegir).

En otros poemas expone lo cotidiano del mundo femenino, en donde su yo poético se siente amenazado, agobiado por todo el día en el desamparo de las calles ventosas que la acorralan contra las paredes hasta llegar a su hogar necesario, protector, en el que se permite la calidez de “un té con miel y limón”, recostarse y disfrutar del silencio que la sumerge en sus sueños entre dos paisajes: uno a su derecha, desolado, y otro a su izquierda, que reverdece, florece, soleado. Siente que está haciendo equilibrio entre esos dos mundos, o son esos dos mundos que se sostienen, pesados como un elefante, sobre ella.

En la colmena, Beatriz idealiza un mundo armónico, con todo un universo amoroso organizado, estructurado, cuyos integrantes no cuestionan la función que cada uno tiene que realizar, desde la reina que lidera hasta el zángano y las obreras, están todos comprometidos en la construcción de un nuevo hogar para la comunidad en donde podrán comenzar a producir la miel, elixir de los dioses desde la antigüedad. La metáfora queda a criterio del lector. También se siente sumergida en un cardumen y a su vez ajena a él, como una extranjera que no sigue al resto, a la corriente. Se atreve a desnudar sus miedos más profundos: a no encontrar su hogar, a la lejanía del cielo y de la luna, a dormirse, la levedad del presente porque el tiempo no para y aún así, enjuicia al tiempo que nos estanca en un presente. La trascendencia es el tema que la preocupa (Tiempo estanco).

Desde sus textos brega por la Memoria, la Verdad y la Justicia. (Veinte verdades y Pata de lana alias: Jesús)

El paso del tiempo es plurisignificativo en su voz de mujer. No se rige por el tópico literario del “tempus fugit” como los autores hombres. Para la autora, el tiempo es un cofre de la memoria donde guarda todos sus recuerdos como un tesoro con los que cuenta cuando se sumerge entre las sábanas con una hoja que espera de ella un texto. En sus sueños aparece la ternura, la nostalgia, las caricias, las sonrisas, los labios.

Plantea a la locura como el camino para no tener una vida pusilánime y, aunque conoce las reglas de la cordura, prefiere la locura que la aleja de la mediocridad y de una existencia aburrida. La sangre ofrendada, el deseo, el sexo, la lágrima, son elementos necesarios que debe tener para derramar en una hoja en blanco, en la que sus letras recorren el cuerpo femenino como una gota de sudor saleroso que comienza en su cabellera y termina en su sexualidad.

En sus poemas enuncia que la realidad no nos debe corromper, por ella no nos debemos inmolar, ni  nos debemos dejar seducir porque nos engaña (con “máscaras vistosas”). A la triste realidad la encuentra en la lucha de los desplazados, de los excluidos, en la que pedir es un trabajo indigno que realizan todos los integrantes de una familia desde que nacen, en una calle insensible, a la intemperie entre autos y semáforos, en donde se juzga a la fe en estampitas vacías de afecto como moneda de cambio por una limosna, mientras se queman sus cuerpos miserables al sol.

La poesía refleja una bohemia pasional del cuerpo femenino que pasa por sus contornos en “las noches llenas de oquedades”, donde se conjuga el ecléctico universo femenino: lo cotidiano, la tarde, la pasta frola,  los suspiros, los estertores… Todos juntos, en un estallido.

Con ustedes, Beatriz Vanella:

Ilusión Natural

Todo es viejo en este mundo

asombroso y nuevo

cada día

Ilusión el cielo azul celeste

pincelado

de inmaculados blancos

Ilusión de naturaleza

en cada árbol plantado

por el hombre

La Tierra ha sido vista ya,

catalogada, presentada

y ofrecida

Compramos, usamos y abusamos

de todos y de todo

por el resto de los días

Ilusión de ser feliz

de amar, soñar

que este sueño sí es la vida

igual que el viento

el sol, la lluvia

Y tal vez

no sea el Paraíso una mentira nunca más.


Elegir

elegir

el peso de la existencia

en ese instante

lo habitual lo conocido

dulce yugo sin espanto

o el abismo y esa oscuridad

elegir

y no morir en el intento

elegir

y despojada ser Otra

elegir

que se nos vence el tiempo…

Había estado fuera de casa todo el día, que ganas de llegar y sacarme los zapatos y el viento…porque me llené de viento esa tarde, un viento histórico, helado, despiadado, que me envolvió y empujó contra las paredes hasta llegar a la esquina, allí en medio de la calle el desamparo me caló hasta los huesos.

Apenas hube atravesado la puerta sentí el abrazo del calor del hogar. Preparé un té con miel y limón y me recosté  en silencio, lo único audible era el zumbido del motor de la vieja heladera (hay que cambiarla, pensé).

Me habré dormido porque de pronto caminaba por un extraño lugar conocido y no, como ocurre, sucede, acontece en los sueños, ¿no?

A la derecha se veía un paisaje desolado que se extendía hasta el borde de un abismo, a la izquierda el suelo empezaba a verdear, el pasto y la vegetación se hacían frondosos, había árboles con flores y un sol de atardecer doraba las siluetas.

De un lado del camino se escuchaba el viento, del otro el zumbido laborioso de una colmena

Yo esperaba en medio de éstos dos mundos haciendo malabares sobre un elefante o al revés, el paquidermo parado en una pata hacía equilibrio sobre mí. 

Agonía

Estalla la tarde

pasta frola

laberinto de gusanos

entre pegajoso dulce,

estalla la tarde en esta telaraña

se debaten mis alas impotentes,

estalla la tarde

y ni es verano todavía,

el sol se ahoga en estertores tibios

Tal vez no se la tarde la que estalla

tal vez sea el último suspiro

Amor/ El pan de cada día

Idealista romántica enamorada, no importa si no hay paño pa’l traje, igual se estira y se ponen alfileres de gancho o de las otras las que pinchan para sostener lo que se viene cayendo y en esta senda de sostener se encuentran, encontré, muchas formas de sostener: la emoción de dar de comer y con ese alimento que sabe rico de felicidad también alimenté la ilusión,  así amasé panes y tortas, agregué semillas, pasas, un poco miel, tomé la masa con las manos, acaricié la mezcla suavemente primero  después con energía, con todo mi amor y otro tanto de pasión, le puse garra, voluntad, alegría, en medio y a pesar del esfuerzo o por eso mismo vertí unas lágrimas, por los amores perdidos, por errar la huella, por lástima y por culpa, mía, tuya, de ellos, y no sé lo que fue, no sé si la combinación de tantos ingredientes indigestó a unos cuantos, y otros ni comieron… pero como si sí, igual ya no volvieron. Hoy cocino menos, solo a veces amaso e invito a los que quiero, aunque preferiría que ahora lo hagan ellos  

Conjuro a la Luna

Luna de Federico

desangrada a dentelladas

incendiando el horizonte

de locuras, sed y ansias

Se me escapan con la vida

los amores por las riadas

que teñidas carmesí

ni me calman ni me aplacan

Luna de Federico

dame todas sus miradas

deshojame con caricias

apártale de su amada

Luna de Federico

este conjuro es llamada

con unas cruces de sal

y un puñal en la espalda

lo repetiré tres veces

antes de que llegue el alba

Había estado fuera de casa todo el día, que ganas de llegar y sacarme los zapatos y el viento… porque me llené de viento esa tarde, un viento histórico, helado, despiadado, que me envolvió y empujó contra las paredes hasta llegar a la esquina, allí en medio de la calle el desamparo me caló hasta los huesos.

Apenas hube atravesado la puerta sentí el abrazo del calor del hogar. Preparé un té con miel y limón y me recosté en silencio, lo único audible era el zumbido del motor de la vieja heladera (hay que cambiarla, pensé).

Me habré dormido porque de pronto caminaba por un extraño lugar conocido y no, como ocurre, sucede, acontece en los sueños, ¿no?

A la derecha se veía un paisaje desolado que se extendía hasta el borde de un abismo, a la izquierda el suelo empezaba a verdear, el pasto y la vegetación se hacían frondosos, había árboles con flores y un sol de atardecer doraba las siluetas.

De un lado del camino se escuchaba el viento, del otro el zumbido laborioso de una colmena

Yo esperaba en medio de éstos dos mundos haciendo malabares sobre un elefante o al revés, el paquidermo parado en una pata hacía equilibrio sobre mí.


Colaboración de Mc Namara, Raul

          SE ROBARON ALGO MAS QUE LAS PIEDRAS!!!

Espontáneamente y sin ser convocados por partido político o facción alguna, miles de ciudadanos, con el pesar de cada uno de sus muertos por Covid , se reunieron frente a la Casa de Gobierno y ante sus valladares fueron colocando cada uno en ofrenda una piedra con el nombre del ausente. Y así, en procesión doliente lloraron frente al túmulo de piedras con sus  nombres grabados en una  ceremonia nupcial inesperada y plena de sentido. De la nada surgió un cenotafio.!

El dolor se  multiplicó con el correr de las horas hasta que la noche debió iluminarse con velas y aceites. Varias cosas se representaban en el gesto sin libreto a cuestas: a) el pesar por el fallecido b) la falta de despedida de los restos y  la critica por al manejo irritante de la política sanitaria que impidió el beso de despedida a cada uno de los recordados por parte de familiares y allegados. SOLOS SE FUERON ¡!

La escena que se  creó -cual teatro griego-  y agolpó a cada uno de los ciudadanos en un  abrazo silente  y profundo.

Algo sucedió que partió el día!!

Durante las horas del sueño se movieron rápidos agentes de un orden,quienes obedientes, procedieron a levantar tanto testimonio que  cargaron y transportaron en silencio hacia el corazón de la  Casa de Gobierno. Se dijo al otro día, que se buscó con el escamoteo, la conservación del recuerdo que  las piedras denotaban en espera de la eventual construcción de un futuro Memorial… Frente a tamaña demostración ciudadana espontánea se opuso un meditado compas de espera. Y a partir de ese acto, ya nadie podría asistir en cortejo doliente a dicho cenotafio. No existe una puerta vaivén en la Casa Rosada ni en ninguna sede gubernamental. Mas, si tales memorabilias contienen mensajes extremadamente claros para cualquier ordenancista.

 Se trató de una jugada maestra del ocultamiento y del quiebre del sentido de la ceremonia de las piedras. En efecto, no eran sólo a sus muertos lo que representaban las piedras con el  nombre de cada uno de los ausentes, sino que, en interpretación extensiva, buscaban esbozar la crítica a una política de aislamiento salvaje y de menoscabo de derechos. Como consecuencia, y a partir de este momento, la muerte había que ir viéndola como un acontecimiento organizado fuera del ámbito familiar, como una simple exterioridad o una tumba a un ciudadano desconocido.

El Poder ocasional que rige nuestros destinos, captó pronto la enormidad del acontecimiento y los sentidos que se disparaban de tal manifestación. Y cortó por lo sano (o por lo enfermo) encerrando el homenaje como una especie de pasteurización del dolor.

Y lo hizo en jurisdicción de CABA, donde Larreta cuida de la Plaza, los jardines, las pintadas al Cabildo o la Catedral, pero que, inexplicablemente NADA HIZO! Permitió el atropello, no reclamó las piedras, miró para otro lado… Un lugar emblemático, de manifestaciones multitudinarias (Abuelas y Madres de Plaza de Mayo, Soldados de Malvinas, Carpas de maestros, etc.-

Algo habrá que hacer para ver devueltas las piedras al lugar que decidieron los deudos y familiares, Por su parte, y con anterioridad, el Gobierno ya había realizado el homenaje a los  caídos por Covid dentro de la Casa de Gobierno, en ceremonia plena de fasto y circunstancia, copiada de la realizada por Ángela Merkel en Alemania y sin un solo deudo presenciando un espectáculo que se realizaba por fuera del dolor ciudadano.!!!

Creemos que es hora de restaurar las cosas a los lugares originales, aquellos que fueron decididos por los deudos y familiares, en el primer acto de soberanía  y de duelo colectivo.

No podemos permitir la reglamentación del dolor de nuestros muertos!!

Dr. Raúl Alberto Mc Namara

Agosto /2021


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